Hakan Sukur necesitó solo 11 segundos para convertirse en una leyenda del fútbol. En el Mundial del 2022, jugando por Turquía, convirtió el gol más rápido en la historia de las Copas Del Mundo, récord que hasta el día de hoy nadie ha podido quebrar.
Ese tanto, clave para que su selección lograra un histórico tercer puesto en aquella competencia, además de su extensa y exitosa carrera en clubes como Inter de Milán, Torino y Blackburn Rovers junto al impresionante currículum que construyó en el Galatasaray, lo convirtieron en un verdadero ídolo nacional. Hoy, sin embargo, a los 52 años, no puede pisar su país.
Hakan Sukur, de los goles a la política y a ser considerado como terrorista
Tras disputar más de 500 partidos como profesional y anotar 335 goles, se retiró en el club donde mejor le fue, el Galatasaray en la temporada 2008-2009. Rápidamente, se olvidó de la pelota e inició una incipiente carrera política que en 2011 lo llevó hasta el parlamento turco.
Opositor el régimen del actual mandatario, Recep Tayyip Erdoğan, comenzó a vivir una pesadilla en 2015, cuando el cuestionado líder político del país emitió una orden de arrestro en su contra, luego del intento de golpe de Estado de 2016 en Turquía, acusándole de pertenecer a una organización terrorista.
En ese momento, Sukur ya se encontraba viviendo en California, Estados Unidos, por lo que no fue arrestado. Sin embargo, cualquier intento por volver a su país terminará con él encarcelado. De hecho, su padre sí fue detenido y murió en prisión.
El drama de Hakan Sukur: sobreviviendo gracias a Uber
En una entrevista el 2020 al diario alemán Welt am Sonntag, el exgoleador comentó el difícil momento que estaba viviendo: “No me queda nada. Él (Erdoğan) me lo ha quitado todo: la libertad de expresión y el derecho al trabajo”, dijo.
En la misma ocasión, lanzó duras acusaciones contra el actual Presidente turco y su régimen, asegurando que “ellos sólo me llaman ‘traidor’ y ‘terrorista’. Soy un enemigo del gobierno, no un enemigo de la nación turca. Amo nuestro país y nuestra bandera”.
En California, ha tenido que empezar desde cero, ya que el gobierno le quitó todos sus fondos y propiedades en el pais. “Ahora trabajo para Uber y vendo libros”, comenta dando a conocer cómo ha logrado rearmar su vida, lejos de los días de gloria, tanto en el fútbol como en la política.