Un verdadero golazo abrió la final del Mundial de Clubes entre Manchester City y Fluminense, porque a los 30 segundos ya estaba celebrando el cuadro inglés, gracias al argentino Julián Álvarez.
El campeón del mundo con la albiceleste aprovechó un rebote en el palo, y con el pecho mandó la pelota a la red para complicar desde el arranque al monarca de la Copa Libertadores.