Qué duda cabe. René Orozco quedará para siempre en la historia de la U, como el presidente que logró revivir deportiva e institucionalmente al cuadro azul tras los peores años de su historia. Por eso su muerte este viernes golpeó fuerta a parte importante de la hinchada universitaria, que siempre lo recordará con cariño.
Polémico, deslenguado y apasionado por el equipo, fueron muchos los capítulos que marcaron la bitácora del Doctor Orozo al mando de Universidad de Chile. Entre ellos, un par de iniciativas que nada tenían que ver con el fútbol, como la ya mítica Escuelita de Los de Abajo que formó para darle una mano a los fanáticos que domingo a domingo acompañaban incondicionalmente al equipo en los estadios.
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El origen de La Escuelita de Los de Abajo
Junto con la fallida Ciudad Azul de la Universidad de Chile, la Escuelita de Los de Abajo fue el otro gran proyecto social que el Doctor Orozco quiso dejar como legado, más allá de lo futbolístico.
La idea era simple, aunque tremendamente llamativa: que los barristas pudieran completar sus estudios básicos o superiores, muchas veces bajo la instrucción de sus propios compañeros de tablón más avanzados en la materia.
Obviamente, desde el principio hubo burlas, miradas desconfiadas y hasta conflictos legales, sobre el cómo homologar esos cursos con las mallas curriculares convencionales. Y todo partió de la forma más sencilla posible.
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“Una vez vimos un rayado, y yo dije ‘podríamos hacer una escuelita para los cabros’ y así empezó. Era una quimera que armamos con la ayuda del doc, y sin él no hubiese sido posible, porque él abrió la puerta de los ministerios, en la empresa privada. Estuvimos en altas esferas, y el doctor fue el gran gestor porque él creía en la gente”, recordó Alcídes Castro, Anarkía, uno de los líderes históricos de Los de Abajo.
Con el tiempo, se encontraron armas y drogas en el establecimiento, que se encontraba en Avenida Campos de Deportes, antes de ser clausurada por las autoridades. El Doctor Orozco, eso sí, siempre defendió la idea y nunca demostró arrepintimiento por tratar de ayudar a los barristas.
