Columna de Danilo Díaz | Cinco razones para el gran año de Universidad de Chile

Pese a no lograr el torneo, la U se quedó con la Copa Chile y terminó coronando una excelente temporada.

La U levantando la Copa Chile. Foto: Agencia Aton. (ANDRES PINA/PHOTOSPORT)

La U se proclamó campeona de la Copa Chile al superar a Ñublense con gol de Charles Aránguiz. Una sutileza del volante que retornó desde Internacional de Porto Alegre, luego de una precisa habilitación de Leandro Fernández, sentenció el duelo que cerró el segundo torneo más importante del fútbol chileno.

El 1-0 frente a los chillanejos cicatrizó en parte la herida que quedó abierta luego de perder el título del campeonato local. La polémica, con el gol anulado a Leandro Fernández, enrareció el clima del epílogo. Las reclamaciones azules no se apagan y es posible que acudan al TAS para revertir la sentencia de los tribunales de la ANFP.

El buen año de los azules tiene al menos cinco razones:

1) La conducción de Gustavo Álvarez:

El técnico de Universidad de Chile enfrentó el mayor desafío de su carrera y no defraudó. Venía con el título de Huachipato en el brazo, un equipo que siempre respetó la pelota e intentó jugar a partir de la construcción. En la banca azul mantuvo su línea, amparada en el bajo perfil, en la sobriedad, donde su voz de mando se sostiene sobre la base de la legitimidad, el trabajo en la cancha y las reglas claras.

Álvarez no se encerró en una fórmula. En la zaga jugó con tres y cuatro defensores, movió los externos y nunca le aseguró la camiseta a nadie. Jugaron los que rendían en la cancha y los entrenamientos. Esa competencia interna se plasmó en el campo. Presentó un equipo que buscó por fuera, con las pasadas de Fabián Hormazábal, Maximiliano Guerrero, Marcelo Morales y Matías Sepúlveda. En el juego interior, la tarea de los volantes fue laboriosa y efectiva.

En el registro quedará para siempre romper con la sequía de triunfos en el Monumental. Ese 1-0, con gol de Israel Poblete, marcó el derrotero del entrenador. Después del 10 de marzo, la hinchada de la U le entregó un crédito largo y blando.

Gustavo Álvarez, DT de la U.
Gustavo Álvarez, DT de la U.

2) El triángulo del fondo:

Tres nombres sobresalen en la estructura defensiva del conjunto de Álvarez. El arquero Gabriel Castellón ofreció su madurez, después del título en Huachipato. Sobrio, creció en seguridad y otorgó tranquilidad a los del fondo. Dos nombres fueron clave en una zaga que pocas veces sucumbió: Franco Calderón y Matías Zaldivia resultaron puntales, rara vez se equivocaron, ganaron casi siempre en el juego aéreo. Calderón venía de Unión de Santa Fe y no sintió la responsabilidad. Siempre apostó por lo simple. Zaldivia ratificó su jerarquía, salida clara y cabezazo en ambas áreas. Su liderazgo se apreció con nitidez.

3) Retornos vigentes:

Primero volvió Marcelo Díaz, luego de su paso por Audax Italiano. Después llegó Charles Aránguiz. Los dos fueron clave en el ciclo glorioso de Jorge Sampaoli, porque le dieron identidad a la mitad de la cancha. Díaz fue ese mediocampista central que armó el juego y controló los tiempos. Aránguiz regresó a la U para darle el salto de calidad que el equipo requería. Siempre bien ubicado, libre, con la decisión que la maniobra demandaba, reiteró que es un crack. Cuesta encontrar en nuestro medio un futbolista que comprenda mejor el juego.

4) Leandro Fernández:

El argentino, con su manejo de los dos perfiles, fue el delantero más peligroso, en un ataque que siempre lo buscó como transición o definidor. Con la tendencia a reclamar y fastidiarse al primer contratiempo, Gustavo Álvarez canalizó sus potencialidades Al moverse por todo el frente, se transformaba en un acertijo para los rivales. Anotó 11 goles en el torneo, pero casi siempre participó en el circuito del ataque laico.

5) Rostros frescos:

Universidad de Chile necesitaba de nombres para convertirse en un equipo protagonista. Por eso los otrora anónimos Maximiliano Guerrero y Fabián Hormazábal fueron tan relevantes. La citación de ambos a la selección chilena es un dato de la causa que sostiene la decisión de contratarlos. En un tono menor, Matías Sepúlveda encontró en la U su temporada más regular. De los antiguos, Poblete ofreció seriedad y polifuncionalidad en una mitad de la cancha que fue el nervio azul.

La U fue segunda, retornó a la Copa Libertadores, donde disputará la fase de grupos, y levantó la Copa Chile. Gran saldo después de navegar largo rato por la mediocridad.