La derrota ante Audax Italiano golpeó fuertemente a Universidad de Chile. Los azules tenían la oportunidad de transformarse en líderes exclusivos del Campeonato Nacional, pero con el tropiezo perdieron la ventaja que tenían respecto de sus perseguidores.
Uno de los apuntados tras la caída fue Luciano Pons, delantero que entró desde el banco de suplentes pero que nuevamente le costó provocar peligro en el área rival. Desde hace unas semanas que el atacante mantiene confrontada a la dirigencia con el cuerpo técnico liderado por Gustavo Álvarez.
Pons: el apellido de la discordia en la U
En el verano, y cuando la U tuvo problemas para asegurar la llegada de Rodrigo Holgado, Álvarez solicitó a la dirigencia apurar la contratación de Luciano Pons. Con resquemores, en Azul Azul aceptaron y amarraron al delantero, que solicitó dos años de contrato para llegar a la institución.
Hoy, no hay un miembro de la plana mayor de los azules que no esté arrepentido de la decisión del entrenador. El atacante no ha aportado con goles y su contrato complica la planificación del Romántico Viajero.
A partir de ahí, hay cierta desconfianza respecto a los nombres que recomienda Álvarez. El DT ha percibido esa sensacíon hacia su trabajo y eso ha minado de cierta forma la relación entre ambas partes. Del mismo modo, ese distanciamiento, al menos en la conformación, ha retardado el mercado de fichajes de la U.
Álvarez no se da por vencido
Mientras en la dirigencia analizan opciones para sumar otro atacante, Álvarez asegura que sigue confiando en Luciano Pons y, al mismo tiempo, le entrega múltiples oportunidades en el equipo, las que hasta ahora, no ha sabido aprovechar.
Si en la U venden a Marcelo Morales y logran desprenderse de Emmanuel Ojeda, pretenden buscar otro atacante extranjero, aunque esta vez, el nombre no pasará por Gustavo Álvarez, cuentan desde la interna azul.
Al mismo tiempo, esperan que esta situación no altere más el clima de trabajo al interior del club, el que pese a esta situación de Pons, es tranquilo y unido.