Para muchos, mezclar fútbol con política es un error sideral, aunque para otros son temas difíciles de separar. Uno de los que optaba por la segunda premisa era Salvador Allende, expresidente que hoy cumple 50 años desde su fallecimiento en el golpe de Estado de 1973. El recordado mandatario quería lograr cambios en la sociedad mediante el deporte y así lo intentó a través del club de sus amores.
Así lo reveló su hija, Isabel, en el libro Tati Allende, Una revolucionaria olvidada. En esta pieza, escrita por Marco Álvarez Vergara, se describe el profundo cariño de Salvador Allende por Universidad de Chile y se detalla por qué dicha inclinación por el conjunto azul no salió a la luz durante su mandato. El expresidente no quería dividir el país en fanatismos propios del fútbol, aunque sí transmitía dicha pasión a su familia.
“Salvador también compartía con sus tres hijas su pasión futbolera: la Universidad de Chile al cual adherían la mayoría de los alumnos de esa casa de estudios en aquel tiempo. Como astuto eterno candidato a la presidencia de Chile siempre ocultó su preferencia sobre un club de fútbol en específico, disputándose hasta el día de hoy varias hinchadas la camiseta de Allende”, comienza detallando el texto.
“El Chicho nos llevaba al estadio a los clásicos. Nosotras siempre fuimos de la U, chunchos, porque el Chicho era chuncho. Nos llevaba al estadio a los clásicos y partíamos las tres”, indica Isabel, su hija, también reconocida por sus labores como escritora y política.
Salvador Allende quería un estadio para la U
El gesto de amor más grande de Salvador Allende por Universidad de Chile quedó inconcluso y hasta la actualidad pena al hincha azul. El expresidente fue clave en el proyecto de la construcción del estadio en los terrenos del actual Parque Araucano, pero no pudo concretar dicho proyecto tras el golpe de Estado que azotó el país.
En dicha época, Universidad de Chile tenía encaminado los trámites para la construcción del recinto, que también incluiría viviendas sociales en la comuna de Las Condes. La planificación contemplaba un estadio para 15.000 personas, una piscina olímpica y serviría como centro de reuniones sociales y de ayuda para los habitantes de la Villa San Luis. No obstante, el sueño quedó truncado.
Posterior a la toma del poder por la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet y el posterior deceso de Salvador Allende, la dictadura chilena decidió vender el terreno que Universidad de Chile había adquirido. El estadio nunca llegó y a 50 años del golpe la herida sigue fresca: los azules aún esperan por un estadio y el país sigue luchando por reparar los flagelos del pasado.