Fue la figura indiscutida del Clásico Universitario entre la U y la UC. Nicolás Guerra. Gol y asistencia anoche en la contundente goleada de los azules sobre los cruzados, y un renacer que estaba esperando hacía rato, sobre todo luego de la infinidad de críticas que recibió en el último tiempo por su poca contundencia de cara al arco con la camiseta del “Romántico Viajero”.
El delantero, hoy de 24 años, abrió la cuenta en Santa Laura y guio luego al equipo de Mauricio Pellegrino a una victoria sólida, justo cuando la U más la necesitaba.
Eso sí, esa historia bien pudo haber ocurrido con la camiseta naranja de Cobreloa, y el gol a Matías Dituro en Independencia perfectamente pudo haberse concretado en Calama. ¿Por qué? Porque Guerra era un proyecto futbolístico loíno.
El ahora atacante azul comenzó a dar sus primeros pasos en la Escuela de Fútbol que Cobreloa tiene en Maipú. Allí convenció de inmediato en la Sub-9, lo que lo llevó a quedarse hasta la Sub-14, donde tocó techo marcándole un doblete al Real Madrid en Valdebebas en la clásica Copa Chilectra.
Cobreloa, enterado de esto, lo mandó a llamar. Pasajes directos a Calama para que los Zorros del Desierto pudieran verlo y evaluarlo in situ, ya enterados de su buen rendimiento en la capital. Guerra logró convencer en el Norte y llegó la hora de la verdad: tenía que formarse como jugador loíno, algo que nunca llegó a suceder.
“Fue una mala visión deportiva de la dirigencia, porque lo único que el padre pidió a Cobreloa fue que le ayudaran a buscar un buen colegio para los estudios de su hijo. No estaba pidiendo un contrato, ni plata, estaba pidiendo que le buscaran un colegio para que su hijo pudiera tener buenos estudios y crecer como persona. Pero no le dieron bola y terminaron regalando al jugador”, le confesó en su momento a La Tercera, César Bravo, técnico que tuvo a Guerra entre sus dirigidos cuando el jugador era un niño.
Las antenas se pararon en la U
Luego de aquel episodio, la Universidad de Chile se avivó. Supo del talento de Guerra y fue por su fichaje, convenciéndolo a él y a su familia que lo mejor para su futuro era entrenar y prepararse para el profesionalismo en el CDA.
Cuando apenas tenía 14 años, y con más de 40 goles en su división, en la U no lo dudaron. Andrés Lagos, gerente del conjunto laico en aquella época, lo vio jugar y le dijo a Hernán Saavedra, entonces jefe de divisiones menores del club, que fuera a convertirlo en jugador azul.
El resto es historia. Guerra continuó con su formación con la U en el pecho y llegó a Primera División en 2017, antes de emigrar a Ñublense para jugar todo 2021 y 2022, donde se destapó marcando 21 tantos.
Ahora, en su vuelta a La Cisterna, el atacante ya lleva 5 goles bajo el mando de Mauricio Pellegrino, y planea seguir marcando más para llevar al “León” a pelear por el título, luego de seis años de sequía.