Fue un largo y tortuoso camino. Pablo Aránguiz se lesionó de gravedad el 27 de septiembre, en una derrota de la U ante Unión Española en Santa Laura. Fue una fractura en uno de sus dedos del pie izquierdo que parecía que terminaban con su año y, más encima, en un momento donde el club debía decidir si le renovaba o no el contrato.
El volante se perdió las primeras fechas por Eliminatorias con La Roja y además tuvo que ver a la distancia cómo el equipo se caía a pedazos, incluso costándole la salida de la banca a Hernán Caputto.
Durante varias semanas parecía que la historia de Aránguiz en la U se había terminado de la peor forma, pero él no se rindió. De hecho, en algo que en el club incluso calificaban como un "milagro", su recuperación avanzó mucho más rápida de lo esperado. Lo que al principio se anticipaba como una ausencia de por lo menos tres meses, de pronto empezó a acelerarse.
Y en paralelo, eso convenció a la dirigencia de que era un jugador por el que valía la pena apostar, acordando comprarle su pase al FC Dallas que lo dejará en el club por lo menos hasta el 2023.
El broche de oro
Cuando Rafael Dudamel llegó como nuevo técnico azul, sabía que no podría contar con el volante durante sus primeros partidos. Pero, para su sorpresa, cuando por fin pudo empezar a entrenar al plantel tras su contagio por Covid, se encontró con que Aránguiz ya estaba entrenando.
De hecho, su gran tarea fue "bajarle los humos", ya que una vez se le dio el alta médica, él quería volver a jugar de inmediato. En ese sentido, ayudó la suspensión del Clásico Universitario ante la UC, ya que si bien lo tenía considerado en la citación para el duelo ante Católica, el venezolano tenía el temor de que hacerlo jugar podría suponer un riesgo innecesario.
Pero Dudamel aprovechó los días extra para convencerse, y su convocatoria para enfrentar ante Audax Italiano este miércoles ya no era sólo simbólica. Aránguiz llegó al Bicentenario de La Florida con la clara idea de que jugaría.
Y no pudo ser de la mejor manera. Aránguiz entró a los 64', justo cuando la U parecía que dejaba escapar una ventaja de dos goles nuevamente, tras el descuento de Audax. Pero fue él quien entró a ponerle paños fríos a sus compañeros y lo terminó coronando todo con el gol de la tranquilidad a los noventa minutos, que decretó el 3-1 final.
"Feliz de volver"
"Fue una lesión dura y difícil", reconoció Aránguiz tras el partido. "(Siento) todo un conjunto de emociones, por la larga espera, pienso en mi familia, en mis amigos, que siempre me apoyaron en todo momento. Que me decían que no me echara abajo. Que por algo pasan las cosas, eso me recalcaban".
"Estoy feliz de haber vuelto a jugar, que era lo que más deseaba", agregó. "Me recuperé bastante bien, y eso es un reflejo del apoyo de mis compañeros, del cuerpo técnico, de Hernán (Caputto) que ya no está con nosotros, después Marcelo (Jara, el técnico interino) y ahora el profe Rafa. Estoy feliz de volver".
Y todo justo en un momento donde los hinchas azules necesitan buenas noticias, tras los difíciles días que se han vivido luego de la noticia de que Walter Montillo no seguirá en la U tras este torneo.