Enero de 2017 y la Universidad Católica dejaba a todo el fútbol chileno boquiabierto. Pleno mercado de fichajes y a San Carlos de Apoquindo llegaba Santiago Silva, el popular Tanque, un uruguayo que venía de brillar en Vélez Sarsfield, instalar a Boca Juniors en la final de la Copa Libertadores y ganar la Copa Sudamericana con Lanús.
El charrúa prometía goles por montones en la precordillera, pero no. Después de 32 partidos y apenas 6 conquistas, dejó Las Condes por la puerta de atrás, siendo considerado por muchos como uno de los refuerzos más decepcionantes de la UC en el último tiempo.
Seis temporadas más tarde, Silva colgó definitivamente los botines. Lo hizo en el desconocido El Palo, un conjunto español de la quinta categoría, en donde rompió las redes en dos oportunidades. Luego del retiro decidió quedarse en la Madre Patria, específicamente en Málaga. Allí incursiona en una industria muy diferente al fútbol: la gastronómica.
El exjugador de Católica se puso con un restorán llamado Silvando, y hoy dedica su tiempo al rubro. “Esta es mi idea loca, (un restorán) con muchas camisetas por todos lados. El menú tiene una mixtura de comida española, obviamente porque estamos acá, y un poco de comida tradicional como la que se come en Uruguay y Argentina. Un poco de italiana también”, le confesó recientemente a Salir Jugando TV.
Eso sí, mira todo desde arriba, desde la administración, porque a la cocina prefiere no meterse. “No voy a cocinar porque no sé. Te hago un omelette o alguna cosa bastante sencilla, pero cocinar no es mi fuerte”, asegura.