La Universidad Católica otra vez sufre por culpa de su barra. El Tribunal de Disciplina informó en esta jornada que el equipo de Nicolás Núñez fue condenado a jugar su próximo partido como local sin sus hinchas, en una dinámica que se está haciendo habitual en el club precordillerano.
Pese a los enormes esfuerzos institucionales por prevenir este tipo de hechos violentos, a la UC le sigue ocurriendo: los mal llamados hinchas continúan interrumpiendo los partidos cuando se les antoja, sin miedo a que posteriormente sean identificados y vetados de los estadios.
Sin ir más lejos, en 2023 el conjunto “cruzado” debió jugar toda la Copa Chile sin fanáticos que lo alentaran, y todo por una vieja sanción que arrastraba del año pasado.
Los duelos ante Santiago Wanderers, Everton y hasta el Clásico con Colo Colo debieron ser disputados en un Santa Laura vacío, cediendo aquella “ventaja” deportiva por la que tanto lucharon cuando no se permitían partidos de alto riesgo en San Carlos de Apoquindo.
También vetados por sus rivales en el Campeonato Nacional
Y aunque se pueda pensar que este problema solo afecta a la UC en condición de local, no es así. Es más, la Unión Española decidió, en conjunto con las autoridades, no venderle entradas a ningún forofo “cruzado” en la pasada Fecha 23, justamente por los desmanes que provocó la barra en el duelo ante Ñublense en el mismo recinto.
Ahora, y pese a que la Católica ya anunció que apelará a la medida, el club se alista para encarar su cuarto partido sin público en las tribunas en condición de local de esta temporada, provocando así, a todas luces, un daño económico en cuanto a recaudación que no tenían contemplado en Las Condes.