La Universidad Católica sigue en búsqueda del único objetivo que le queda este año: clasificar a la Copa Sudamericana, certamen al que aspira a llegar luego de haberse frustrado toda chance de llegar a la Copa Libertadores tras la goleada 0-4 frente a Unión La Calera.
Y aunque desde el club para fuera aún no lo asuman públicamente, hace rato que en San Carlos de Apoquindo están pensando en el 2023, y en ese sentido, tal como indicó Ariel Holan, los refuerzos que lleguen serán claves, casi escogidos con pinzas, en posiciones que, a juicio del DT, necesitan más recambio.
Y aunque ha trascendido uno que otro nombre en la precordillera, ya está definido -a menos por contrato- que dos experimentados jugadores vuelvan a San Carlos: Felipe Gutiérrez y Nehuén Paz, ambos a préstamo en el extranjero.
Retornando a la UC
El "Pipe", hoy en el Colorado Rapids, acordó su cesión al equipo en donde también milita Diego Rubio hasta el final de la temporada 2022, y con su equipo ya sin acción, pues ni siquiera pudo meterse en la postemporada, no le queda más que retornar a Las Condes.
El defensor argentino, por su parte, vive la misma situación en Estudiantes de La Plata. El trasandino, que jugó 9 partidos en su pasada por el cuadro "pincharrata", dejó de ver acción la semana pasada, cuando el torneo argentino se definió a favor de Boca Juniors, y al igual que Gutiérrez debe volver a la UC.
En todo caso, sus casos aún no son analizados en profundidad, y todo dependerá, primero, de sus ganas por retornar a la Católica o de seguir en el extranjero y, segundo, de las intenciones que tenga Holan de contar con ellos para la próxima temporada.