El segundo semestre en el fútbol chileno será especial para la UC. El club de Las Condes comenzará a vivir los últimos meses del Estadio San Carlos de Apoquindo, que según el cronograma de Cruzados, cerrará para comenzar sus obras de remodelación la primera mitad del 2022, dándole la última chance al equipo de dejar un título en el actual recinto, tal como se conoce hoy.
"El primer síntoma fue que la asistencia comenzó a subir, a tal punto de llegar a tener prácticamente todo el estadio abonado. Empezó a quedarse mucha gente fuera de los partidos más relevantes. Allí surgió la necesidad de hacer crecer nuestra casa", contó Juan Tagle cuando dio a conocer el proyecto del nuevo coliseo.
Actualmente, el club se encuentra tramitando la obtención del permiso de edificación y la licitación de obras de construcción, para ya cerrar sus puertas a comienzos del año que viene y reabrir recién en octubre del 2023, ya con un recinto para 20 mil personas -todas butacas-, con doble bandeja, nuevas luminarias LED y zonas VIP, en lo que pretende ser el estadio más moderno del país.
"Yo vi crecer el lugar. Agarré la última etapa de entrenamientos en Plaza Chacabuco, y después llegamos a San Carlos de Apoquindo, un lugar maravilloso. Lo que más recuerdo es la cara de los extranjeros del club cuando llegaban allí. Quedaban asombrados", recuerda con nostalgia Óscar Wirth, histórico portero de la Católica, que alcanzó la final de la Copa Libertadores en 1993.
Facundo Imdoden, ex defensor argentino campeón con los "Cruzados" el 2005, lo confirma: "Tengo los mejores recuerdos, era muy lindo todo. Era bonito ir a los entrenamientos pensando en los partidos del fin de semana, a estadio lleno".
Cambiando de nombre
Otra cosa que ha preocupado a los hinchas más románticos de la Universidad Católica es el cambio de nombre. En Cruzados la tienen clara: el estadio no se llamará más San Carlos de Apoquindo para efectos oficiales, y será renombrado por la marca comercial que se adjudique aquel derecho, y que, en definitiva, aporte el mayor porcentaje de construcción dentro de los 30 millones de dólares que cuesta la remodelación.
"Hoy en día, para ofrecerle a la hinchada un estadio a la altura del club, que sea de primera línea, tiene un costo, y ese costo lo tiene que pagar alguien, y ese alguien es una marca. Es normal. Tenemos que ser evolucionados, es lo que se estila hoy. Lo otro es sólo romanticismo. Pero ojalá que sea una marca que se identifique con los valores del club, que adquiera un compromiso y se sienta identificado", señala Wirth.
"Se suele ver en el mundo que el que pone la plata, pone el nombre, y creo que está bien. Sería lindo que siga teniendo el mismo nombre, pero se entiende igual. Lo único que pido es que se respete el nombre de las tribunas, con aquellos jugadores que le dieron tanto al club", añade Imboden.
Casi dos años sin casa propia
Por último está el ámbito deportivo. El cuadro precordillerano jugará todo el 2022 y gran parte del 2023 fuera de su tradicional recinto, siendo, hoy por hoy, el Estadio Nacional el escenario más probable para hacer de local, según manejan en la dirigencia. ¿Podrá el equipo mantener el nivel que le ha permitido ser tricampeón del fútbol chileno?
"Para ser bien objetivo, no hay lugar más neutral que el Estadio Nacional, así que no creo que a Católica le afecte. Lo que tendrá que mantener es el buen nivel futbolístico, o si no va a sufrir", apunta Wirth.
Imboden finaliza: "Se va ir viendo partido a partido. Obviamente no es lo mismo jugar en tu cancha, que la conoces, que ir a jugar a un estadio alquilado. Pero Católica es un equipo grande y tiene que ser protagonista donde sea. Si es el Estadio Nacional u otro, da lo mismo. Ojalá que la gente pueda volver a la normalidad. Si eso pasa, la hinchada acompañará donde sea".