Benjamín Iglesias vistió la camiseta de Santiago Wanderers el año pasado. El formado en la Universidad Católica solo quería jugar y de inmediato tomó la chance de partir al conjunto “caturro” en calidad de préstamo.
“Estaba en la Sub-21 de la UC cuando surgió la opción de Wanderers y no lo dudé. Dije que sí, sin pensarlo. Uno sabe que es un equipo grande, que tiene mucha gente, que es Valparaíso...”, le cuenta a En Cancha.
Su estadía en Playa Ancha, eso sí, apenas duró cuatro meses. Allí jugó solo 4 partidos, resumidos en 174 minutos. Hoy el mediocampista hace un mea culpa pues, a su juicio, pudo dar más.
“Me costó, esa es la realidad. El contexto igual era complicado, estábamos en zona de descenso y había mucha presión. No es fácil. Tuve pocos partidos, pero aún así rescato muchas cosas. Miguel Ponce quedó contento conmigo y terminé bien. Me quedé con gusto a poco, porque fueron solo cuatro meses. Fue como jugar un campeonato corto, pero aprendí demasiado. Solo saco cosas positivas”, revela.
Y luego añade: “Uno siempre sabe que puede dar un poco más. Al menos yo me quedé con esa sensación. Pero ya está, el técnico tomó decisiones que yo no puedo reprochar, porque sacó al equipo de abajo y casi lo mete en zona de Liguilla. En lo personal, creo que si hubiese aprovechado de mejor forma las oportunidades, habría jugado más, pero fue un lindo proceso”.
Sintiendo la presión de Santiago Wanderers
Iglesias contó detalles de lo que pasó siendo jugador ‘caturro’: “Me quedaba en la pensión de los canteranos de Wanderers. Eso me sirvió para wanderinizarme, como dicen ellos. No se me hizo difícil en ese sentido, hice muchos amigos. El trato de la gente que trabaja ahí siempre fue muy bueno”.
Y cerró hablando sobre el ambiente en Valparaíso: “Es bravo jugar en Wanderers, el hincha es muy exigente. Recuerdo que San Luis nos dio vuelta un partido en Playa Ancha y el ambiente era terrible. No te digo que nos puteaban, pero sin duda se hacían sentir. Alientan durante todo el partido”.