Ñublense de Chillán no ha sido capaz en este torneo de replicar la estelar campaña que en 2022 lo tuvo como animador del Campeonato Nacional de Primera División. Hay un mundo de diferencias, pues si el año pasado los Diablos Rojos finalizaron en un histórico segundo puesto en la tabla de posiciones, hoy están en el lugar 13, con modestos 18 puntos en 16 fechas.
Es cierto, los dirigidos por Jaime García no solo han debido responder en el plano local, pues estuvieron en la fase de grupos de la Copa Libertadores y eso siempre acarrea un peso extra para planteles cortos, como el de los del Ñuble. Sin embargo, el rendimiento ha estado lejos de ser bueno y, más encima, el arranque de la segunda rueda fue de lo peor, con una derrota en casa ante Unión Española.
¿Qué pasa en Ñublense? Hay elementos futbolísticos, evidentemente, pero un factor que ha golpeado con dureza al elenco de García han sido las indisciplinas en el plantel. Primero fue Pablo Aránguiz, quien en mayo pasado junto a Manuel Rivera fue marginado de las convocatorias ante Deportes Copiapó y Huachipato, por asuntos extrafutbolísticos. Hoy, se repite la escena con la exclusión de Jorge Henríquez, quien no fue citado para enfrentar a los Hispanos.
Sin aventurar juicios, existen dos hipótesis para este tipo de comportamientos. O la disciplina de Jaime García es demasiado laxa e “invita” al desorden o se trata de casos puntuales, con responsabilidades individuales, y que no tienen conexión con la realidad del resto del plantel.
Según cuentan a En Cancha allegados al conjunto chillanejo, tanto Aránguiz como Henríquez llegaron a la ciudad este año con algunos antecedentes de indisciplina a cuestas, pero se pensó en un inicio que Jaime García, con su estilo de cercanía con el jugador, sería capaz de “enrielarlos”. El entrenador se caracteriza por entregar confianza a sus dirigidos, con la condición de que esa manga ancha sea respetada. Los jugadores saben de antemano que cuentan con libertad de acción, pero que en caso de romperla, el castigo será seguro. En eso, a García no le tiembla la mano y aplica sanciones.
Una muestra cabal del accionar del DT se puede encontrar en abril de 2022. Nicolás Vargas era uno de los líderes del equipo, “regalón” de Jaime García. Un caso de indisciplina protagonizado por el defensor le costó caro: perdió la jineta de capitán y, eventualmente, se iría del club al finalizar la temporada.
El plantel de Ñublense se cuadra con Jaime García
Desde Chillán aseguran que para el partido ante Audax Italiano, por la Copa Sudamericana, Jorge Henríquez tampoco estará en la citación, pues García no claudica en hacerse respetar en ese sentido. La forma de actuar del DT es respaldada por el grueso del plantel de los Diablos Rojos.
Por ejemplo, Manuel Rivera, quien estuvo involucrado también en la indisciplina de Aránguiz, cortó relaciones con el mediocampista y ahora está totalmente enfocado en el grupo. Un plantel que apoya la labor del técnico y que tiene a referentes como Nicola Pérez, Bernardo Cerezo, Juan Leiva o Lorenzo Reyes completamente cuadrados con el entrenador.
Las indisciplinas incluso molestan a un grupo de jugadores que, en la interna, son descritos como “muy profesionales y unidos”. Los casos de malos comportamientos son aislados, mal vistos por el resto de los integrantes del plantel y han colmado la paciencia de Jaime García.
El singular caso de Patricio Rubio: el “Divo” del plantel chillanejo
Otro tema es el que significa para el equipo la presencia del delantero Patricio Rubio. El experimentado atacante de 34 años de edad es un referente goleador; de eso no caben dudas, pues en las dos temporadas que ha estado en Chillán lleva 14 tantos, para ser el máximo anotador del equipo.
Su aporte en la cancha es innegable y es el único goleador nato con que cuenta Ñublense. Sin embargo, fuera del césped las actitudes del formado en Colo Colo no caen del todo bien. El campeón con Unión Española en 2013 y con La U en 2014 se ha vuelto ingobernable.
Según cuentan desde la capital regional, el Pato “entrena cuando quiere, encara al cuerpo y agarra a chuchadas a sus compañeros”. No por nada, el resto del plantel lo apoda “El Divo”, en clara demostración de que al interior del camarín rojo el goleador no tiene muy buenas relaciones.
Su última irreverencia fue jugar al pádel. Sí, el deporte que tan en boga está, pero que en el caso de Rubio le había sido expresamente prohibido por el cuerpo médico de Ñublense, pues en 2022 había sido intervenido quirúrgicamente en un codo. Rubio hizo caso omiso a las sugerencias y jugó de todos modos. No hace caso, no le interesa.
A los 34 años, ya es difícil que el futbolista cambie radicalmente su manera de actuar, pero sus marginaciones (seguramente, al igual que Henríquez, no será considerado para el partido con Audax), le acarrean una falencia determinante a García: el gol.
Es el panorama de Ñublense de Chillán, un equipo que deslumbró en 2022 y que este año no ha podido cosechar las mismas loas. Jaime García está cansado de las indisciplinas y el plantel está con él. Las responsabilidades parecen tener nombre y apellido, más que tratarse de un asunto generalizado. ¿Tendrá elementos el camarín para sacar el barco a flote?