Deportes Antofagasta vive momento muy complicados, tanto a nivel deportivo como administrativo, debido a que se encuentran en zona de descenso a Primera B y tienen problemas con el municipio por el uso del estadio Calvo y Bascuñán. Esta última situación está afectando directamente al plantel y al entrenador Javier Torrente.
Según informó el sitio Estamos al Horno, la moral de los nortinos es muy baja de cara a la recta final del Campeonato Nacional, donde se ubican en el penúltimo puesto de la tabla, debido a que fuentes del club aseguran que "al cuerpo técnico se le ve perdido y desmotivado. El camarín está en el suelo".
Los inconvenientes de los "Pumas" para ser locales en el estadio Calvo y Bascuñán radican en supuestas deudas con la Municipalidad de Antofagasta, que llegaría a los 200 millones de pesos, lo que provocó que su duelo ante Palestino sea suspendido.
Tal es la tensión en el norte, que el municipio llegó a pedir el desalojo de las instalaciones del recinto deportivo por parte del club, lo que finalmente no sucedió tras la orden de no innovar que solicitó la dirigencia de Deportes Antofagasta ante la Corte de Apelaciones.
La lucha por el descenso
Por otro lado, Deportes Antofagasta se ubica en el penúltimo lugar de la tabla de Primera División con 23 puntos, a uno de salir de la zona de descenso a Primera B, por lo que estos problemas extra futbolísticos pueden ser claves para sentenciar la caída de los nortinos.
En lo que resta de temporada, los "Pumas" aún tienen que ser locales ante Palestino, Unión Española y Universidad Católica, donde esperan hacerse fuertes para buscar la permanencia en la máxima categoría.