Curicó Unido y Ñublense protagonizan hoy una lucha que no estaba en muchos pronósticos a comienzos de la temporada: dos equipos animadores del Campeonato Nacional y que pelean palmo a palmo por obtener un cupo a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2023; batalla que este lunes tendrá un episodio imperdible cuando ambos elencos choquen en el Estadio La Granja, en la penúltima fecha del certamen (17:30 horas).
Dos elencos que no están en el top 10 de los planteles más valiosos de la Primera División, pero que en este torneo han logrado campañas espectaculares y, bajo cualquier punto de vista, históricas.
No es primera vez, en todo caso, que "Torteros" y "Diablos Rojos" son protagonistas de una lucha encarnizada. Hace casi dos décadas, ambas escuadras dejaron sangre, sudor y lágrimas por un objetivo que, pese a ser muy distinto a los boletos para la Copa, aún vive en el recuerdo de las dos ciudades. Fue, además, el año en que nació un clásico.
La apasionante temporada 2004 de la Tercera División
Para encontrar el enfrentamiento más recordado entre Curicó y Ñublense, hay que echar a andar la máquina de la memoria a casi dos décadas de distancia. El campeonato nacional de Tercera División (hoy Segunda División) fue un extenuante certamen que se jugó entre marzo y diciembre, con 35 equipos participantes, y que se premiaba con solo un ascenso a la categoría superior.
Los torneos de Tercera de esos años eran un verdadero calvario. La división, en ese entonces, era parte del amateurismo (ANFA) y conseguir el paso al profesionalismo era una real odisea. Un torneo larguísimo, en canchas de todos los calibres imaginables, en que, además no era sencillo, por ejemplo, mantener una plantilla que del fútbol aficionado pasase a la actividad rentada.
En ese recordado torneo, que se jugó en cinco fases distintas, Curicó Unido y Ñublense llegaron a un cuadrangular definitorio, junto a Trasandino y Barnechea.
Ñublense y una victoria épica en el Nelson Oyarzún
Curicanos y chillanejos dominaron la liguilla final. El que ganara ese cuadrangular, subía directamente a Primera B. A la definición, que se jugó en el antiguo estadio Nelson Oyarzún de Chillán, llegaron los del Maule con la ventaja. 12 puntos vs 9 de los del Ñuble, por lo que con un empate los "Torteros" subían.
El encuentro fue dramático. Ñublense estaba obligado a ganar para forzar un partido de definición. A los 7', la visita se puso en ventaja, con gol de Rodrigo Sáez y el local igualó con un penal ejecutado por José Mardones. El partido moría. Los 11 mil fanáticos chillanejos (había unos 4 mil hinchas curicanos en las tribunas) miraban con desespero el reloj, cuando vino el grito de desahogo: Vladimir Herrera, en el 90+1 marcó el 2-1 que daba el triunfo a Ñublense y que obligaba a una definición en una cancha neutral.
El 28 de diciembre de 2004, es decir dos días después del partidazo en Chillán, se jugó la definición en Linares y tal como lo que ocurrió un día después de Navidad, el duelo fue de proporciones épicas. En un estadio colmado, Marco Plaza adelantó a los rojos a los 26'. Segundo tiempo, minuto 51' y la gran oportunidad para el "Curi": penal que ejecuta Rodrigo "Mágico" Cáceres, uno de los jugadores de mejor rendimiento en el torneo, y tapa de manera magistral el portero Germán Irarrázaval.
Más problemas para Ñublense, cuando a los 83' se fue expulsado Erick Olivares. Curicó Unido de cabeza en busca de la paridad, pero a los 90+2 Ricardo Parada desató la alegría final para los "Diablos", en ese entonces dirigidos por Luis Marcoleta. Júbilo en Chillán, lamento en Curicó: Ñublense era el ascendido al profesionalismo.
Hoy, a casi dos décadas de una de las finales más electrizantes de Tercera División, Curicó Unido y Ñublense vuelven a luchar cara a cara, esta vez por un premio de ribetes continentales. Este lunes, en La Granja, se escribe un nuevo episodio del clásico moderno.