Hubo un tiempo, en una galaxia muy muy lejana, en que en las canchas de fútbol del mundo entero los números algo significaban. En el fútbol chileno, por ejemplo, la cosa siempre fue así: el 1 era el arquero, el 2 el lateral derecho, 3 y 5 los centrales, 4 el lateral izquierdo; 6 el volante de contención; 8 el de enlace y 10 el creador; 7 el puntero derecho, 11 el izquierdo y 9 el centrodelantero...
Esa numerología futbolera está cada vez más en retirada, pues hoy en día los futbolistas tienen sus particulares razones para elegir los dorsales que exhiben en sus camisetas. Chupete Suazo, por ejemplo, es un ídolo mundial con la 26 y Esteban Paredes, pese a identificarse con la 7, ganó un título con Colo Colo luciendo la 30 (por la estrella 30, se entiende).
Especial detención hay que poner en el 10. Porque es el todotalento, el distinto. Ese jugador que no importa si tiene unos kilitos demás o no es el más rápido del lote. La pelota siempre a él, porque sabe perfectamente qué hacer con ella. No por nada Pelé y Maradona la usaron; también Messi en el Barcelona, la Selección y ahora en el Inter (aunque en el PSG utilizó un intrascendente 30)...
Pero más allá de las añoranzas por un dígito en específico, hay otra realidad que atenta contra ese superclase de antaño. Los equipos de hoy y los sistemas de juego en boga ya no precisan de ese 10 clásico de antaño. ¿Es Messi un 10? Ni cerca; ¿Alguna selección en Sudamérica tiene entre sus filas a un Pibe Valderrama o a un Pipo Gorosito? Nones... Ya no se juega así, para lamento de los más nostálgicos.
Pero en la Primera B de nuestro medio encontramos, quizás, al último de los Mohicanos; en el fútbol chileno, al menos. El director técnico de Deportes La Serena, Erwin Durán, se niega a abandonar las formaciones clásicas y confirma, en una campaña que tiene a los Granates en la parte alta de la tabla de posiciones, que para él, el fútbol se concibe con la presencia de un 10 clásico.
Erwin Durán: “Yo siento el fútbol de esa forma”
En conversación con el sitio especializado en Ascenso Primera B Chile, Durán explicó por qué sus equipos usan un mediocampista de creación nato. “Siempre he jugado con un 10. He intentado muchas veces variar y sacar al 10 y no me siento cómodo; como que no es mi esencia. Veo mucho fútbol y sí, hay equipos que se desarrollan de muy buena manera sin un 10, pero yo siento el fútbol de esa manera”, dice.
Y así es, pues mientras en Deportes Puerto Montt Durán le encomendaba esa función a Jefferson Castillo, en Deportes Copiapó hizo lo propio con Jorge Luna. Hoy, el 10 de Club Deportes es Sebastián Gallegos y los Papayeros le han sacado provecho a su talentoso mediocampista.
“Seba Gallegos es un gran jugador... Nos hemos preocupado de darle toda la confianza, de decirle dónde queremos que juegue, cuál es su función, y él la cumple a la perfección”, sentenció Durán.