Se ha convertido en la figura de Colo Colo en los últimos partidos. Javier Correa, de 31 años, por fin está anotando goles en el Cacique -ya lleva 3-, lo que tanto se le pedía en Macul.
El delantero argentino fue el encargado de desequilibrar el Clásico ante la Universidad Católica y volver a meter al equipo de Jorge Almirón en la lucha por el título frente a la U, ya ahora con la primera opción, matemáticamente hablando.
El ex Estudiantes de La Plata, que no había conversado tan distendidamente con otro medio desde su arribo a Chile, atiende el llamado de En Cancha y se sincera a corazón abierto: cuenta qué le impresionó de Colo Colo, lo que significa tener de compañero a Arturo Vidal y hasta reconoce sin pudor que no le dio para jugar en Europa.
-De Estudiantes a Colo Colo, Javier. ¿Cómo se sintió ese cambio?
-Me tocó pesado en Estudiantes, porque tuve que reemplazar a Mauro Boselli y toda su historia en el club, pero ahí me pude adaptar rápido y salieron las cosas de manera fugaz. Fueron 6 meses estupendos. Acá en Colo Colo fue distinto, porque llegué a un equipo conformado y que ya traía cierto rodaje. Más allá de que mi juego fuera distinto, me empecé a acoplar a lo que había. Yo soy claro: el objetivo grupal está por encima de mis goles. No tengo problemas con eso. Que mis goles se tarden en llegar, no importa, pero que se consigan todos los objetivos grupales.
-¿Te costó adaptarte a lo que exige Colo Colo? Desde que se fue Juan Martín Lucero que la gente mantenía una expectativa grande.
-Al principio sí, porque en Colo Colo se vive en una sintonía especial. No es un club normal. Leí que los hinchas de Colo Colo son los más locos y ahora que lo vivo es verdad. Se vive una pasión y una efervescencia distinta, es como que el ambiente hierve todo el tiempo. Soy consciente de que al Gato Lucero le fue bien, pero era otro técnico (Gustavo Quinteros), otra idea de juego, otros jugadores... Ahora me parece que hay mucha más jerarquía y además otra forma de jugar. Yo no dudo de mis cualidades y la verdad es que nadie me regaló nada para llegar acá, ni hubo un negocio para ponerme aquí en Colo Colo. No. Me lo gané y me vengo esforzando hace 15 años. Esto no es magia. Entreno, laburo, me perfecciono y si no me salen las cosas me entreno aún más. Así será hasta que cuelgue los botines. Sé que en este club repercute más si la pelota pega en el palo y entra o se va para afuera, pero yo sigo siendo el mismo.
-¿Y cómo se convive con eso que genera Colo Colo? Siendo sincero, yo estaría todo cagado...
-Y sí, yo estuve cagado también, porque cuando llegué al aeropuerto parece que había arribado una estrella de rock. Lleno de gente, periodistas y a mí nunca me había tocado vivir algo así, porque yo vengo de abajo y todo era nuevo. Me tocó ir a clubes grandes, y no sé si ningunear es la palabra, pero no me dieron tanta bola porque no era de nombre. Por ejemplo, en Racing no me estaba esperando nadie. En Estudiantes, equipo grande, cuatro Libertadores, y era un jugador más también.
-Y viviste todo eso de golpe.
-Sí, era una locura. Gente me esperaba en el aeropuerto para pedirme autógrafos y fotos. Después, el equipo va a Calama y hay 10 mil personas; te vas a Puerto Montt, y lo mismo. Imagínate que los hoteles tienen que hacer una seguridad especial cada vez que vamos nosotros, y ya hay varios que no nos quieren alojar más, ja. Es genial lo que pasa, vivirlo de dentro es muy lindo. Ya no me asusta, pero los primeros días sí. No puedo hablar de cómo es en otros clubes, pero lo de acá me sorprende. Eso, obviamente, te traspasa una responsabilidad importante de comportarte bien siempre en todos lados, fijarte lo que haces si sales a comer, cosas así. Tienes que ser un ejemplo y hay que cuidar la imagen 24/7.
Javier Correa comenzó a romper redes en Colo Colo
-Hablemos de fútbol. Se te abrió el arco y el gol en el Clásico ante la Universidad Católica lo gritaste con todo.
-Sí, era un resultado necesario para nosotros, porque nos ponía de vuelta en la pelea por el título, y por eso lo viví así. En los clubes grandes, como dijo (Ariel) Holan una vez, no recuerdan partidos, recuerdan títulos, y esos goles te acercan a esos objetivos. Si lo hubiese hecho (Guillermo) Paiva, lo habría gritado con la misma intensidad, porque el objetivo es mayor a quién haga el gol. Los 3 goles que llevo son circunstanciales. Contra Cobresal les dije a mis compañeros que si no hacía un gol, agarraba mis cosas y me iba a Argentina, ja, y se reían los chicos, sobre todo el Torta Opazo. Estaba loco por marcar.
-Y eres muy exigente contigo mismo, ¿o me equivoco?
-Sí, todo el tiempo. Me digo ‘dale loco, ponte las pilas’ ahora que me quedan como 3 o 4 goles para llegar a los 100 en mi carrera. No es fácil, pero es un objetivo que tengo. Salvo Messi que tiene 800 goles, para el resto, que somos de línea media, no es sencillo. Por ejemplo, a mí no me dio para jugar en Europa, es la realidad, no me dio el físico ni la cabeza, no sé qué más no me dio, pero reconozco que no me dio.
-Pero admitir tus limitaciones es una fortaleza, ¿no crees?
-Sí, obviamente. Darse cuenta de eso y admitirlo no es fácil. Yo hasta los 24 o 25 años creía que podía alcanzar todo, pero llegaba a un club y no jugaba. Ponían a otro compañero y me apartaban. Yo decía: “Pero, la pu.. madre”. Un día con Fernando Gago en Racing, su ayudante, Roberto Lucci, me preguntó por qué no jugué en Europa y me empezó a enumerar todas mis cualidades. Le pegas con la izquierda, con derecha, cabeceas bien, eres potente, eres corajudo, te entrenas bien. Y le respondí: “No me dio, profe”. No me dio simplemente. Se lo dije teniendo 28 o 29 años.
-Háblame de Arturo Vidal. ¿Cómo es tu relación con él? Si le preguntan por ti siempre dice que eres un crack.
-A mí me llena de orgullo y me motiva lo que dice. Imagina que lo diga sabiendo todos los compañeros que tuvo a lo largo de su carrera. Yo soy un cuatro de copas al lado de los futbolistas con los que jugó. No soy el más profesional de todos, pero me preparé para llegar acá a Colo Colo. Se me infla el pecho el saber que a este loco (Vidal) le gusta mi forma de jugar. Todos los días me está tirando para arriba. En el día a día es así. Y mira que me putea en la cancha, pero afuera no es así. Yo lo aprecio mucho por todo lo que me brindó desde que llegué. Voy aprendiendo de todo lo que me va enseñando. Se codeaba con Messi, con Suárez, con Neymar, con este, con el otro...
-¿Le preguntaste alguna vez por esos monstruos?
-No, porque yo prefiero tener anécdotas con él y no preguntar pelotudeces como qué comía Messi. Yo he estado en el palco con él hablando de fútbol y me decía: “Yo te conozco, a ti te gusta hacer diagonales, jugar por aquí, por allá, así que te voy a tirar pelotas para este lado y te vas a cansar de hacer goles”. Yo por dentro decía: “Quiero jugar ya con este loco, ja”. Siento su respaldo.
-Habla bien de Vidal eso, porque con todo lo que ganó podría ni ver videos de cómo juegas tú...
-Te habla de humildad y su respeto al compañero. Sabía cómo jugaba yo, qué me gustaba hacer en la cancha y en los entrenamientos es así, siempre pendiente de lo que hacen todos.
-Si Vidal te invita a uno de sus famosos stream, ¿te animas o no?
-Sí, cómo no voy a ir. Yo soy bastante caradura. Igual, estaría más para comentar una que otra cosa, porque mi palabra no repercutiría como las bombas que lanza él. Videojuegos no juego mucho, pero si me invita a dar una opinión, voy.
Colo Colo palmo a palmo con la U y el veto a la palabra “campeón”
-¿Qué le faltó a Colo Colo para eliminar a River Plate de la Copa Libertadores? Uno veía los planteles y las diferencias económicas eran abismales. Para comprarte a ti hubo que poner mucho, pero...
-Pero sí yo soy barato, ja. Anda a buscar a un delantero 1,8 millones de dólares que haya salido campeón en Argentina. No hay, y a Estudiantes fui por mucho menos incluso. De Santos Laguna salí por 700 mil dólares y era una apuesta. Me querían poner una cláusula de 4 palos, pero yo les decía que no, si ustedes pagaron mucho menos. Por eso pudo pagar (Colo Colo), porque o si no capaz que Estudiantes pedía mucho más.
-Y ahora se viene Huachipato por el Campeonato Nacional, en un partido pendiente, y ustedes están en desventaja porque les llamaron 4 jugadores a la Selección Chilena. ¿Lo ves así?
-Sí, se podría haber postergado mucho más y que el torneo termine el 30 de noviembre, total después no hay más partidos, pero no sé si eso ya estaba definido así. Pero bueno, no hay lamentos, nos toca afrontarlo así. Estamos en un club grande y cualquiera puede jugar, todos se entrenan de la misma manera. Obviamente que tenemos todos distintas características, pero los que entren tienen que estar preparados siempre. Si no, no puedes estar en Colo Colo.
-¿Quién es el candidato número uno al título, ustedes o la Universidad de Chile?
-Desde que arranca el campeonato que Colo Colo es el candidato. No hay otro resultado que le sirva al club. Tú te levantas y no te dicen qué bien jugaste, no. Yo me cruzo gente en la calle y me dicen que tenemos que salir... advirtiéndome con el dedo incluso. No me recalcan el golazo que hice.
-¿No nombras la palabra “campeón” por cábala o qué?
-Nooo, no se dice, ja. Yo pasé por la escuela del Pincha (Estudiantes de La Plata). Me acuerdo que en la final ante Vélez, el dueño del hotel donde estábamos quería hablar. De repente habla y nos dice: “Bueno, cuando hoy salgan...”. ¡Y dijo la palabra! No, no sabes cómo se puso la banda. Lo queríamos matar, ja.
-La última. Dijiste en su momento que los partidos te sabían a mierda. ¿Qué quisiste decir con eso?
-Que yo no dejo de pelear por mis cosas. A ver, el otro día ganamos con gol de Peluca (a Audax Italiano), y me vine contento a mi casa, pero obviamente me hubiese gustado hacer el gol a mí, porque tuve dos ocasiones y no las pude aprovechar. Es contradictorio, pero soy más feliz cuando los goles los hago yo, ja. Es difícil explicarlo, pero hay que vivirlo. Es lo que siento.