Diego Rubio tiene un vínculo especial con Colo Colo. Así lo demostró cuando quiso dejar todo para salvar al club del descenso, pero también cuando tomó la decisión de pedirle el pase a Universidad Católica para llegar a las inferiores del Cacique y cumplir su sueño de jugar en el Estadio Monumental.
En conversación con En Cancha, el delantero de 30 años, que quedó libre tras su paso por Colorado Rapids de la MLS, recordó lo complicado que fue salir de San Carlos de Apoquindo. No tan sólo por las trabas que le puso la UC, sino también porque el deseo de llegar a Pedrero le costó ser “borrado” durante un año y medio.
Por otro lado, Diego Rubio se refirió a su debut en Colo Colo y el día que se le presentó la oportunidad de jugar por primera vez en el extranjero, en este caso al Sporting de Lisboa. Una decisión que no fue fácil tomar, considerando que estaba dando sus primeros pasos en el Cacique y unos de sus deseos era consolidarse en el club de sus amores.
- ¿Cómo fue criarse en un ambiente donde se respira fútbol?
Desde chico era el tema que más se hablaba, de fútbol. Me tocó que mi hermano mayor (Eduardo) ya estaba jugando profesional, desde que yo era muy chico, no me acuerdo nada de mi papá, me acuerdo de su despedida, pero después está lo de convivir con todos los futbolistas que jugaron con mi papá. Con mis hermanos jugábamos, ellos eran mayores así que yo me tuvo que poner a su nivel para jugar con ellos. Teníamos una casa de campo y jugábamos con los chicos que iban para allá, sin exagerar eran unos 50 los que iban a jugar el fin de semana y pasábamos jugando con ellos. Mi infancia fue eso, sin dejar de lado el colegio, la escuela, que al final los mejores amigos salieron de ahí. Mi papá siempre nos dijo que si queríamos jugar fútbol teníamos que estudiar.
- ¿Y en el colegio cómo eras?
Me gustó hasta cierto punto. Me empecé a dar cuenta que podía llegar a ser futbolista o me empezó a ir bien, ahí lo dejé un poco de lado, pero mi mamá me decía “tienes que pasar de curso, no puedes tener notas rojas”, y eso hacía. Pasaba de curso, estuve en un colegio muy exigente hasta segundo medio, pero terminé el colegio que era lo que tenía que hacer.
- ¿Siempre fuiste delantero o jugaste en otra posición?
No, de “10″. Siempre jugué de “10″, hasta los 16 años. Llegó Gualberto Jara a Colo Colo, que cambió el modelo de juego y me tiró por fuera.
¿Cómo fue pasar de la UC a Colo Colo?
Yo a los 12 años me quise ir de Católica. Fui solito a pedir el pase porque me quería ir a Colo Colo y me convencieron ese año. Al final de temporada dije “no da para más”, porque yo voy a los partidos de Colo Colo, me pongo la camiseta de Colo Colo y, a los 13 años, no veía bien jugar para Católica yendo al estadio y teniendo la carcasa del teléfono de Colo Colo, entonces no me sentía bien haciendo eso. Pasó la situación del tema del pase, yo la verdad no entendía que a los 14 años no te dejen estar donde uno quiere, porque no fue mi papá, no fue mi hermano, no fue mi abuelo, fui yo, la decisión la tomé yo. A nosotros nos quedaba más cerca Católica, entonces para familia era mucho más cómodo que yo esté en Católica. Lo tuvimos que hablar porque tenía que ir al Monumental, que era más lejos, entonces fue una decisión mía en conjunto con ellos (padres). A los 14 años perdí todo un año, menos mal tenía el colegio y jugaba en el colegio, que al final no es lo mismo. Fue una época dura, no la pasaba bien y no me gusta acordarme.
- Tenías mucha personalidad, ya sabías lo que querías ser.
Mi papá me decía: “si tú te quieres ir, anda y pídelo tú” (risas), entonces yo tuve que ir. Todavía me acuerdo, fui donde el profe Tuto Astudillo y le dije.
“Fue una decisión fuerte salir de Colo Colo”
- ¿Cómo fue la experiencia en Colo Colo y luego salir al extranjero?
Fue una decisión fuerte, porque uno lo que más sueña siendo hincha del equipo es llegar a romperla, salir campeón... están todas esas cosas. Llegó la posibilidad de salir y, claro, al ser un equipo muy bueno (Sporting de Lisboa), que es reconocido por sacar talentos, fue más fácil elegir ese equipo. El equipo fue muy claro, era una decisión difícil, pero a la vez te estabas yendo a uno de los mejores clubes y reconocido a nivel mundial. Llegaron muchos jóvenes y nos apoyábamos entre todos. Obviamente estar lejos de la familia fue difícil, pero me acomodé rápido”.
- ¿Qué te dejó tu paso por Europa?
El tema del juego, la rapidez, el físico... te enseñan a ser jugador de fútbol completo. Me quedó muy claro que había que preocuparse en todo sentido, te enseñan poco menos a que tienes que ser perfecto porque como tú hay 20 más, esa fue una de las mejores enseñanzas, además de otras cosas como los idiomas que aprendí, compañeros e historias. Siempre digo que el jugador que soy hoy en día fue gracias a todas las experiencias que pasé allá, aunque no jugué mucho.
Tu padrino es Zamorano, ¿Cuánto hablas con él?
Sí, hablo con él. No es que hablemos todos los días, todas las semanas, pero siempre hay algún mensaje, alguna pregunta.
- ¿Te ha dado algún consejo?
Cuando estoy complicado o me está faltando gol lo llamó para ver si me entrega algún consejo o algún tipo de cábala. Igual por lo general siempre hablamos de otras cosas, no precisamente de fútbol.