Fue el mejor técnico del fútbol chileno en el 2007 y la última pista de su carrera la dio el 2013, dirigiendo a Liga de Loja en Ecuador. Es Raúl Toro, entrenador que comandó al ya mítico Audax Italiano que le peleó mano a mano al Colo Colo de Claudio Borghi en una de sus mejores versiones.
El adiestrador nacional, que también tuvo pasos por elencos como Cobreloa, Curicó Unido, Rangers, San Felipe, Coquimbo Unido, entre otros, se retiró de la actividad en el más completo silencio. “No le conté a nadie”, le dice a En Cancha, antes de revelar el motivo que lo llevó a dejar de repartir instrucciones al borde de la cancha.
“Cuando empezaron a aparecer los dirigentes que te decían que ellos iban a traer tal jugador porque se los había recomendado tal empresario o representante, yo dije no, basta, no está para mí eso, porque o si no, me iba a terminar agarrando todas las semanas, y no estaba para peleas ya. Preferí colgar el buzo y chao nomás. A descansar”, le cuenta el ex DT a este medio.
“Uno de los motivos que me llevó a colgar definitivamente el buzo, fue precisamente ese. No vi en estos nuevos dirigentes la respuesta que tenía antes. Mira, si yo te nombro uno por uno a mis mejores amigos en cada uno de los clubes en los que estuve, te diría que eran los presidentes de esos equipos. Me dejaban actuar libremente, te preguntaban qué jugadores podían adaptarse a mi sistema, y en base a eso trabajaban”, añade.
“Si volvía al fútbol mi señora me agarraba a charchazos”
“Llegué a finales con Coquimbo, en Rangers salí campeón, lo mismo en San Felipe, hice tremendas campañas en Audax Italiano, a Cobreloa lo salvé de un momento delicado, y en todos esos clubes traté con dirigentes que sabían de fútbol. Por ejemplo, en La Florida tuve mucha relación con Valentín Cantergiani, y él mismo me decía: ‘Se nos fueron estos jugadores, ¿cómo los reemplazamos, don Raúl? ¿Qué futbolistas tiene vistos?’ Y desde allí nacían los esfuerzos por reforzarse, y nos teníamos que esforzar mucho, porque Claudio Borghi era inteligente y nos llevaba siempre a los mejores nuestros a su Colo Colo. En algunas partes hasta los presidentes me apuraban para que les dijera nombres para traer”, complementa Toro.
“No quiero ser mal agradecido con el fútbol, porque hasta el hartazgo me llamaron algunos clubes, viendo si estaba para dirigir, pero yo ya tenía una decisión tomada, se lo había dicho a mi señora, y si volvía me mataba, je. Era una decisión familiar. Yo ya olía algo. Se los dije a mis hijos, aquí veo que los dueños de los clubes serán los empresarios, y que iban a llevar a los futbolistas que ellos quisieran, y no los que el técnico necesitaba”, añadió.
Y cerró: “Al final esta gente que llegó lo único que quiere es ganar plata, y por eso dicen: ‘Tráeme a este, a este otro, a este otro también...’ Entonces, ¿después qué haces con jugadores que tú no pediste? No, no es pa’ mí esto, fue lo que les dije. De un día para el otro colgué el buzo y no se lo conté a nadie. Si volvía al fútbol mi señora me agarraba a charchazos, je. Esa es la verdad. No me creyó cuando le dije que me iba a alejar del fútbol, pero bueno, veinte años como jugador y otros veinte como técnico son suficientes”.