El 15 de septiembre, cuando Universidad de Chile consiguió un vital triunfo ante Palestino por el Campeonato Nacional en el debut de Sebastián Miranda, parecía que en el CDA, por fin, se iba a encontrar la anhelada calma. Más aún, cuando diez días más tarde, en lo que ha sido el mejor partido de la temporada de los azules, vencieron por la cuenta mínima a Universidad Católica, dando un gran paso para avanzar a semifinales de Copa Chile.
Pese a la derrota que luego sufrió el equipo contra Audax Italiano y al bochorno en Valparaíso por el clásico suspendido tras los petardos que le cayeron desde la barra de la UC al portero Martín Parra, la U siguió su levantada con una victoria que terminaría por asegurar la permanencia. Fue ante Deportes La Serena.
Vendría la clasificación ante los Cruzados en Rancagua y todo era color miel para un club que en los últimos cuatro años se ha acostumbrado a un deambular vergonzoso, sufriendo con el descenso. Pero como en la U siempre puede pasar algo peor, hubo un conflicto interno en el camarín que terminó por liquidar el buen trabajo de Sebastián Miranda, quien pasó de estar prácticamente confirmado para el 2023 a tener escasas chances de seguir.
El conflicto interno en el camarín de la U que dejó facciones diferentes en el plantel
Los problemas, que se han visto traducidos en la cancha en las últimas semanas, donde los azules suman cinco partidos sin ganar (tres empates y dos derrotas), comenzaron con la pública pelea entre dos referentes del actual plantel, quienes encabezan bandos diferentes al interior del plantel.
El enfrentamiento en el CDA entre Cristóbal Campos y Ronnie Fernández provocó un quiebre total en el vestuario. Solo dos días después de eliminar a la UC, ambos futbolistas se trenzaron a los golpes, ante la atónita mirada del entrenador y de algunos compañeros que tuvieron que interceder para poner fin al conato.
En la interna del plantel laico reconocen que el bullado conflicto cambió el rumbo de la temporada, lo que se condice totalmente con los mencionados resultados de los últimos encuentros.
Los jugadores quedaron desconcertados tras el incidente y un plantel que estaba unido terminó dividido y separándose en facciones. Por un lado buena parte de los canteranos, por otro, el de los más experimentados. Hay jugadores jóvenes muy molestos con el rol protagónico que han tomado algunos futbolistas con poca o nula trayectoria en el club.
Pablo Aránguiz, la gota que rebasó el vaso
Si hasta ese momento todo se trataba de una división en el plantel, un episodio nuevo de indisciplina generó que también comenzara un divorcio en la relación con el entrenador de la U. Pablo Aránguiz fue acusado de agredir al guardia de seguridad de un recinto de entretención nocturno un domingo por la noche, previo a un entrenamiento.
El futbolista con pasado en el FC Dallas de la MLS fue marginado para el duelo de ida por Copa Chile ante Unión Española, algo que fue bien recibido en el plantel. Sin embargo, lo que desconcertó a muchos es que solo días después de aquello, Miranda decidiera convocarlo para jugar ante Huachipato, donde entró en el segundo tiempo y se fue expulsado solo seis minutos después.
Lo increíble es que Pablo Aránguiz quedó fuera nuevamente de la convocatoria del partido de ayer, que sentenció la eliminación de Universidad de Chile con un gol a cuatro minutos del final.
Ya con el año cerrado, sin opciones de ganar, pero también sin riesgos de descender, la U enfrentará a Cobresal el próximo sábado. Seguramente será el último partido de Sebastián Miranda, pero a la vez de muchos jugadores que quedaron en entredicho, no solo en lo deportivo, sino también por las polémicas de fuera de la cancha.