Defensor Sporting sorprendió a Nacional y Peñarol, principales animadores del fútbol uruguayo, y salió campeón en tierras charrúas contra todos los pronósticos de la Copa AUF, una especie de Copa Chile que recién se comenzó a jugar este año.
Allí milita un exjugador de Deportes Antofagasta, recientemente descendido a la Primera B: Agustín Ocampo. El mediocampista uruguayo tuvo una notable segunda parte del año, con 15 partidos disputados y 2 goles anotados. Sin embargo, y aunque resulte difícil de creer, luego de alcanzar la gloria en su país, debe retornar a la segunda categoría del fútbol chileno.
Es que el volante, pese a que pasó todo el año en Uruguay -la primera mitad jugó en Racing de Montevideo-, sigue perteneciendo a los registros "Pumas", aunque claro, ni en sus peores pesadillas se le presentó el descenso antofagastino, y ahora solo le resta presentarse a un equipo que dejó en 2021 en Primera División, pero que el 2023 deberá batallar por volver a la máxima categoría.
Los planes para Antofagasta el 2023
"El uruguayo Agustín Ocampo se acaba de titular campeón con Defensor Sporting en su país, y podría ser una de las cartas para Antofagasta 2023 porque el jugador tiene contrato vigente con el CDA y estaba a préstamo hasta el final del torneo", apunta La Estrella de Antofagasta, avisando que más allá de la categoría en la que se encuentren los nortinos, el mediocampista podría entrar en los planes la siguiente temporada.
En todo caso, Deportes Antofagasta en estos momentos se encuentra acéfalo. La salida de Javier Torrente dejó al equipo sin DT y también sin rumbo y, lo que es peor, con más problemas en el horizonte, porque la poda comenzó sin piedad en el club: Federico Bravo, Brayan Hurtado, Gabriel Torres, Leandro Vega, Gary Tello, Ignacio González y Nicolás Peñaililo ya no pertenecen a la institución.
Igual, Ocampo deberá analizar sus opciones, pues con un nuevo estatus arribará a Antofagasta a negociar de una forma diferente, viendo si puede continuar en el fútbol de su país o, por el contrario, debe resignarse a jugar en la segunda categoría de nuestro fútbol.