Lucas Simón ya lleva casi dos años alejado de las canchas como futbolista profesional, luego de su paso por Trasandino de Los Andes, que fue su último club antes del retiro. Hoy, con 38 años, interrumpió sus vacaciones para atender el teléfono de En Cancha desde Mar del Plata, su ciudad natal, donde comenzó a formar jovenes futbolistas, en la academia Universo FC.
Luego de estar más de la mitad de su vida fuera de su ciudad, el goleador que en Chile también vistió las camisetas de Unión La Calera, Palestino, Huachipato, Cobreloa, Deportes Valdivia y Deportes Recoleta, volvió a los barrios que lo vieron crecer y ahora está enfocado en mejorar la formación de jugadores: “En la mayoría de clubes que estuve vi que había un gran déficit en la parte formativa de los clubes, y hablando con amigos de Italia y Brasil, me di cuenta que es un tema mundial”, comienza diciendo Simón sobre sus motivaciones.
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- Ya lleva dos años alejado de la actividad como futbolista profesional, ¿qué lo motivó a dedicarse a formar jugadores?
Cuando ya estaba en los últimos años de futbolista empecé a hacer el curso de entrenador, no me veía como técnico profesional pero sí sentía un acercamiento hacia la docencia y la pedagogía. Siempre pensé que mi lugar iba a seguir ligado al fútbol, pero en la parte formativa. Me surgió la idea de volver y meterme de lleno en esa área, tratar de formar jóvenes de acuerdo a lo que el mercado está pidiendo. Hay pocos equipos, que generalmente son los grandes, que tienen profesionales de categorías menores con proyectos que trabajan bien desde la base y van generando identidades en sus futbolistas y los dedican. Son los que normalmente mejor les va y terminan ganando copas importantes, pero el resto sufre muchísimo, siempre tienen que traer jugadores de otro lado, y Argentina en ese contexto a pesar de que somos el país con mayor cantidad de jugadores exportados a nivel mundial, muchos chicos quedan en el camino.
- ¿Y cómo llegó a trabajar en esta academia?
Un amigo armó la academia y me dejó a cargo, me llamó mucho la atención porque no tengo jefe, pero puedo hacer lo que a mí me gusta, como yo quiero y tengo libertad plena. Hay mucha confianza en mí y gracias a Dios los resultados nos van acompañando.
- Específicamente, ¿cuál es el rol de la academia con los jóvenes?
Complementamos el trabajo de los chicos en distintos clubes de Mar del Plata y trabajamos los días que ellos no entrenan en sus equipos. Trabajamos lo que ellos no ven en sus clubes, por ejemplo tenemos días dedicados para posiciones específicas, otro día para los técnicos tácticos, y así no solamente tienen su entrenamiento grupal en que a veces tocan pocas veces la pelota, pero sí les da la competencia de los fines de semana, entonces nosotros complementamos con lo otro. Es una hora y media al día con la pelota en el pie y trabajamos a nivel profesional.
- ¿De qué edad son los jóvenes con los que trabajan? ¿Y cómo tratan el tema de los más grandes?
Trabajamos con chicos de entre 7 y 14 años, aunque hay algunas excepciones con chicos de 6. Tenemos dos psicólogos que trabajan con los chicos haciendo talleres. También tenemos un nutricionista, y contacto con clubes de Buenos Aires que vienen todo el tiempo a ver jugadores, armamos pruebas y cuando se interesan les organizamos viajes a los chicos para que puedan ir a probarse, y si quedan les hacemos un seguimiento, análisis de video, etc. Cuando vuelven en vacaciones y necesitan ponerse a punto también pueden trabajar acá con nosotros, con los kinesiólogos, etc.
- ¿Cómo es el futbolista actual que buscan en el mercado? ¿Y de qué forma cree usted que la academia contribuye?
Ahora a los futbolistas les piden que sean buenos técnicamente y que entiendan bien el juego, que sean inteligentes. Algunos prefieren jugadores inteligentes que manejen los tiempos de los partidos en lugar de uno megatécnico que no entienda bien las jugadas y no maneje los tiempos. Que sean inteligentes a la hora de tomar decisiones también en la vida privada, descansos, alimentación, cuánto entrenar, que entiendan que no hay que matarse entrenando todo el tiempo, etc. Un montón de cosas que yo considero esenciales en la formación.
- ¿Cómo han sido para usted estos casi dos años de vuelta en su ciudad natal?
Ha sido muy lindo para mí estos dos años. El primero lo tomé libre de entrenar y no hice nada, me desconcté totalmente del fútbol y me dediqué a full a mi familia, la academia y mis amigos. A tener reencuentros con gente con la que siempre quise estar, porque siempre las vacaciones eran una o dos semanas y dos veces por año. Recuperé mucho tiempo perdido, y fue complejo el acostumbrarme a vivir en Argentina porque es muy difícil que la vida de Chile se pueda mantener acá. Chile es muy ordenado económicamente y disciplinado, culturalmente distinto a Argentina, lo que hace que allá (Chile) funcione todo mucho mejor. Acá es mucho desorden, mucho caos, sabía a lo que venía, y fue también la dificultad de esa parte, acostumbrarse a cómo se vive acá.
- ¿Qué planes tiene para el futuro?
Mi idea es quedarme a vivir para siempre acá, no mudarme más. Me fui a los 16 años de esta ciudad y volví recién hace dos. Fueron muchos años de viajar que me dejaron la cabeza saturada de aeropuertos, terminales, y no quiero pasar más por eso. De acá a un par de años no sé, pero soy de fijarme en el corto plazo, por ende no tengo proyectos a largo plazo. Mi proyecto es el día a día en la academia, ahora viene el campus de verano que hacemos en enero, que es una especie de pretemporada muy intensa con más de 100 chicos por día, con 6 entrenadores y todo mi enfoque está puesto ahí. Después continúa la academia y hasta ahí están mis objetivos, no tengo sueños que cumplir porque el mío era ser futbolista profesional y lo cumplí. Luego otro sueño fue ser padre y también lo cumplí. Tengo mis nenes y quiero seguir viviendo en paz con mi familia en mi ciudad.
- Ahora pudo volver después de mucho tiempo, y regresó con dos hijos. ¿Qué se siente ver crecer a sus hijos en su ciudad natal luego de muchos años fuera?
Es hermoso, siempre que me iba era con un nudo en la garganta, sobre todo cuando iban creciendo los nenes, tus amigos empiezan a tener hijos, mi madre se iba haciendo mayor, entonces esas cosas las extrañaba mucho y también me hacía un poco de ruido el tema de que mis nenes no pudieran tener estabilidad, ir al mismo colegio o tener amigos en el barrio, porque apenas se hacían amigos teníamos que cambiarnos de ciudad. Uno de mis sueños era que pudieran vivir en un mismo barrio durante muchos años, tener amigos de distintas actividades, y esa es otra de las cosas que también se está dando en estos dos años.
- ¿Y extraña algo de Chile?
Extraño a mis amigos, mis seres queridos, gracias a Dios uno de mis mejores amigos tiene una hermana acá en Mar del Plata y viene cada cierto tiempo. También extraño el orden y la paz que hay para vivir en tranquilidad, con un sistema que funciona tan bien. Esas cosas se extrañan.