Entrevista | Ribery Muñoz ya fuera del fútbol: “Quedé enamorado de Católica, me hice hincha fanático”

José Luis Muñoz atendió el llamado de En Cancha y habló sobre su vida después del retiro, sus años en la Universidad Católica y sus deseos de convertirse en técnico en el mediano plazo.

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Imposible olvidar al delantero José Luis Muñoz, menos con su tan particular apodo en el fútbol chileno: Ribery. Lejos del glamour del francés que jugó una final de Mundial en 2006 y que ganó absolutamente todo en el Bayern Múnich, el atacante nacional le dijo adiós al profesionalismo casi de forma silenciosa.

Su último club fue Fernández Vial en 2022. Después de eso, quien jugara en diversos clubes de nuestro medio como Everton, O’Higgins, Santiago Wanderers o la Universidad Católica (sí, la lista es larga), colgó los botines y se dedicó a disfrutar a su familia.

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“No extraño prácticamente nada el fútbol profesional”, le confiesa a En Cancha el ahora exjugador. “Varios me han preguntado lo mismo, pero hice una carrera linda, ganando todos los títulos que se pueden ganar acá en el país, como la Primera B, Primera División, Copa Chile, Supercopa, y esos logros me hacen no extrañar la actividad”, añade.

-Quedaste conforme entonces...

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-Sí, conforme. A ver, yo sé que hay futbolistas que se tienen que retirar por lesiones o por falta de oportunidades, pero a los 35 años decidí que era suficiente. Yo debuté a los 16 o 17 años en O’Higgins, y después no paré. Estuve en Tercera, en Primera B, en la máxima categoría también, y cerré todo en Fernández Vial, que fue mi único descenso.

-Fuiste de menos a más.

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-Sí, me costó mucho llegar a ser profesional. Gracias a Dios se me dio en el 2009 en Everton, en una prueba con el profe Nelson Acosta.

-Y en 2017 jugaste en Santiago Wanderers, un paso que en la Quinta Región es algo polémico, ¿algún problema por tu pasado evertoniano?

-No, aunque la rivalidad entre ellos es fuerte la verdad, pero cada club tiene sus matices. Wanderers tiene el tema de su hinchada, que es muy exigente, y Everton es un club más acogedor, más familiar. Allí viví cosas muy lindas. Tuve la fortuna de hacer el gol en lo que fue el primer triunfo de un equipo chileno por Copa Libertadores en Argentina (ante Lanús), así que atesoro esos momentos en Viña del Mar. El hincha de Everton se portó súper bien cuando me fui a Santiago Wanderers, no me dijeron nada, no la pasé mal la verdad. Jugué hasta un Clásico Porteño y todo bien. Es un club al que quiero mucho.

Con la UC en el corazón

-¿Y qué tal estar en la Universidad Católica? Fuiste cruzado entre 2013 y 2017.

-La verdad fue un sueño, porque llegar a un equipo grande no es fácil. Fueron 4 años muy buenos...

-¿Cómo los recuerdas?

-Yo a todos les digo lo mismo, porque es la verdad: yo quedé enamorado de Católica, de verdad de todo. Por cómo es la institución, por la gente que trabaja ahí, por los profesionales que son... Yo antes de Católica siempre tuve problemas en otros clubes, disciplinarios, con técnicos, cosas así, pero en la UC no tuve problemas con absolutamente nadie, porque no había experimentado lo que era estar en un equipo grande, donde tu única tarea era jugar y ellos se encargaban de todo. Ahí conocí lo que es ser verdaderamente un futbolista profesional. Lo que le pasó a la institución después no es casualidad: la cantidad de puntos que sacaron, los títulos que ganaron, todo... Quedé loco. Me hice hincha fanático de Católica.

-¿En serio? Y eso que viviste de todo ahí, no solo momentos buenos.

-Sí, claro. Si hasta salí a préstamo como 2 o 3 veces, ja. Pero cuando volvía era el más feliz. Es lo que te digo, quedé enamorado de la institución. Te hacen sentir muy cómodo.

-¿Qué técnicos tuviste ahí?

-Me llevó el profe Martín Lasarte, me tocó la época de Julio César Falcioni también, que fue el momento más bajo que tuvimos como equipo. Mario Salas también, Rodrigo Astudillo...

-Ese 2016 es especial para los hinchas de la UC. Se ganó todo y después de 6 largas temporadas.

-Sí, fue un desahogo grande. Veníamos de varios segundos lugares, peleábamos hasta el final y no lográbamos coronar. Volví para el bicampeonato, jugué poco, pero fui muy feliz al ganar un título con Católica. El club venía mereciendo ser campeón desde el 2011, pero por alguna razón no se podía conseguir.

-¿Sigues pendiente de la UC?

-Sí, obvio. De los equipos en los que jugué sigo pendiente de Everton, de O’Higgins, de Palestino, pero con Católica es especial. Ya quiero que salgan campeones de nuevo, ja.

-Estás esperando el nuevo San Carlos entonces, ¿no?

-Sí, claro. Va a ser un estadio de lujo.

José Luis Muñoz y sus ganas de convertirse en entrenador

-¿Alguna espina clavada?

-Sí, varias. Me hubiese gustado haber sido citado a la Selección en su momento, o salir al extranjero, pero no me arrepiento de nada. Yo hice todo lo posible y lo di todo.

-¿Y adiós fútbol para siempre o seguirás ligado a la actividad?

-Es lo que quiero. Me gustaría ser técnico, pero yo creo que será en varios años más, porque todavía ni empiezo la carrera. Lo bueno es que el bichito está. Aprendí de varios entrenadores que me dejaron mucho, veo harto fútbol, así que solo me falta prepararme. No es llegar y ser DT de la noche a la mañana, porque quiero aportar, ya que hoy en día hay mucha deuda en el fútbol joven sobre todo.

-¿Y te gustaría formar jugadores o agarrar la banca de un equipo?

-Ser DT de fútbol profesional, porque la verdad es que formar jugadores hoy está súper complicado. Hoy nadie fiscaliza nada. No es por desmerecer a nadie, pero hoy cualquier persona abre su escuela de fútbol y se pone a enseñarle a los niños, y eso no me parece. Es una herramienta de trabajo, sí, pero varios las abren solo para lucrar, sin tener conocimientos necesarios para formar íntegramente a los niños. Para mí eso debe ser fiscalizado, porque tiene que haber gente capacitada. No es llegar y mostrarles cómo se patea una pelota y ya está. No. Hay otros aspectos importantes, como la parte sicológica, el ámbito nutricional, las cosas tácticas. Es un todo, y hoy eso no se ve.

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