Saltó de San Luis de Quillota a Cobreloa, y hoy vive un presente envidiable en Calama. El argentino Nicolás Avellaneda supo ganarse un puesto en Calama y ahora acapara los flashes de lo que significa ser portero titular del cuarto grande del fútbol chileno.
El trasandino de 31 años, que le ganó la pulseada al canterano Hugo Araya, conversa con En Cancha y habla de su actuación consagratoria, esa que lo hizo brillar en el Clásico ante Colo Colo en el Estadio Monumental, que terminaron llevándose los loínos por 2-0.
Eso sí, recalca, aún hay mucho camino por recorrer en esta temporada, y por lo mismo enfatiza en que el equipo de Emiliano Astorga no puede conformarse con lo ya exhibido hasta ahora.
-¿Qué tal Calama, Nico? ¿Acostumbrado ya o se sufre un poco?
La verdad es que cuando estaba la posibilidad de venir a Cobreloa, muchos me hablaron de Calama, avisándome cómo era y las cosas que se podían hacer. En definitiva, los pros y los contras que tiene toda ciudad. Te puedo decir que en estos meses me he sentido muy cómodo con mi familia, porque más que el entorno, depende de la personalidad de cada jugador. Si a un futbolista le encanta hacer actividades afuera todo el día, quizás esta no sea la ciudad adecuada, pero si te gusta estar en casa pasando tiempo de calidad con tu familia, es muy buena, porque es una ciudad tranquila, donde tienes todo cerca, todo a la mano, con distancias muy cortas. Lo que más me gusta y siempre destaco es que es una ciudad muy, pero muy futbolera. En cada esquina ves a personas con la camiseta de Cobreloa. Se nota que son pasionales.
-¿La altura te afectó?
Al principio sí, se siente. Después, el hecho de estar todos los días entrenando ya hace que nos adaptemos al clima, al aire que se respira, a la altura. Faltó el oxígeno al principio, je, pero a las dos semanas el cuerpo ya va asimilando dónde estás y se hace más natural. Los rivales la sufren más y vienen ya haciéndose la idea de que la pueden pasar mal y eso juega un poco a nuestro favor. Lo que sí está claro que jugar acá no es nada fácil.
-¿Y es cierto que Colo Colo y la U no tienen mucha adhesión allá?
Sí, es así y eso me sorprendió. Cuando yo vine con San Luis me di cuenta que de verdad te sientes visitante, porque vas llegando al estadio y tienes el color naranja en todos lados, camisetas a la venta en cada rincón. En ese momento pensé que era así porque estaban a punto de ascender, pero ahora que estoy acá me doy cuenta que pasa lo mismo en todos los partidos. Salgo a comprar cualquier cosa y siempre hay una camiseta de Cobreloa dando vuelta. Vas a un restorán, al supermercado, a cualquier lado y la camiseta la ocupan con mucha naturalidad. Es como su segunda piel y eso asombra. Camisetas de otros clubes casi ni se ven.
-En la previa del partido ante Colo Colo, que terminaron ganando 2-0 por en el Monumental, ¿sentiste esa presión de que en Calama se lo toman como un partido a muerte?
Sí, totalmente. A ver, siéndote sincero, yo cuando llegué a Cobreloa no tenía muy clara su historia, y cuando arribas acá te das cuenta lo grande que es. Las primeras preguntas de la prensa en mi presentación y lo que me decía la gente estaba relacionado al partido con Colo Colo, que no se podía perder por ningún motivo. Con esas cosas ya te empiezas a interiorizar en lo que significa este club y por supuesto que cuando salió el fixture lo primero que miré fue cuándo era el Clásico. Cuando perdimos con la U y con Coquimbo sabíamos que teníamos que olvidarnos rápido de todo porque con Colo Colo es otra cosa, la gente lo vive con mucho entusiasmo, y no era para menos. Casi una década sin jugar en Primera. Tuvo condimentos lindos el partido y la gente nos hizo llegar su cariño y su agradecimiento por vencer al rival que siempre quieren vencer.
-¿Ese duelo en el Monumental era una prueba de carácter para este plantel?
Sí, pero yo me lo tomé con tranquilidad. En esos partidos uno no quiere desconcentrarse por nada, porque el mínimo detalle que descuidas lo pagas caro. Sabíamos que tenía una gran importancia ese partido y por Colo Colo mismo también era un duelo difícil, porque tienen grandísimos jugadores. Después, si me preguntas cuánta gente había o dónde estaba la hinchada, no tengo idea, porque solo hice foco en lo que pasaba en la cancha.
-Y tener a Arturo Vidal enfrente era una motivación más para ganarle a Colo Colo, ¿no?
Era un condimento más, sin duda. Un Colo Colo-Cobreloa siempre va a ser atractivo, son muy parejos, hay que ver los números. Aparte que quedamos con un jugador menos, el tiempo que no se enfrentaban ambos en Primera División... Habían muchos componentes lindos para salir a jugar con todo el partido.
Las claves de un Cobreloa que da que hablar este 2024
-Puede sonar tonto lo que voy a decir, pero parece que ese 5-0 que les propinó Palestino sirvió mucho. Lo digo porque desde esa goleada comenzaron a construir una identidad y empezaron a darse cuenta en qué categoría estaban...
Las derrotas siempre te dejan más enseñanzas que las victorias, eso está claro. Esa caída ante Palestino nos golpeó duro, pero nos hizo abrir los ojos y ver dónde estábamos jugando, en una categoría en la que hay que estar mucho más concentrados y donde hay que darle más importancia a los detalles. Se hizo la autocrítica que había que hacer, y después ganamos tres partidos seguidos. El desafío ahora es no bajar los brazos y mantener una regularidad que nos ayude a estar siempre en los puestos de arriba en el torneo.
-¿Qué me puedes decir de Emiliano Astorga? Mira que es difícil sostener a un técnico tanto tiempo en un club y más encima chileno...
Es un entrenador que conoce al revés y al derecho el fútbol chileno, y eso es muy bueno. La verdad es que no es fácil estar tantos años en un club como lo es Cobreloa. No era fácil sostenerlo después de la final por el ascenso que se perdió, pero había convicción en su trabajo. Sacó adelante un torneo duro como lo es el de Primera B, y ahora está tratando de devolver al equipo al protagonismo en Primera División. Todas esas cosas no son fáciles de lograr. Él nos recalca siempre que los momentos duros se sacan adelante entre todos. Está muy atento a la situación personal de cada jugador y por eso nosotros nunca le vamos a soltar la mano. Creemos en su idea, más allá de que a veces nos salga bien y otras mal, pero siempre vamos a respetar su plan porque sabemos que a la larga nos va a llevar a conseguir muchos puntos.
-¿Cómo es tu relación con Hugo Araya, portero que comenzó atajando en Cobreloa este 2024?
Tengo la mejor de las relaciones con él. Es un gran chico, lo he aprendido a conocer mejor. Nos pusieron en la habitación juntos, así que compartimos mucho en las concentraciones. Es una gran persona, gran arquero, tiene mucho futuro todavía y no hay que apurarlo. Yo no tengo duda de que va a dar que hablar mucho en el fútbol chileno. Si bien ahora me toca jugar a mí, siempre le digo que no afloje, que no baje los brazos, porque eso me potencia mucho. El fútbol es dinámico y uno nunca sabe lo que pueda pasar. Lo que sí sé es que aprendo muchísimo de él y ojalá él también pueda sacar cosas positivas de mí. Tenemos una linda competencia, muy sana la verdad.
-Los que suben de la Primera B deben tratar de mantenerse en Primera División, pero parece que este Cobreloa está para algo más. ¿Se ilusionan con un objetivo más grande?
-Esta pregunta me la saco fácil diciendo que vamos paso a paso, ja, pero, claro, sé que se comenta mucho que aquellos que suben de la B tienen que mantenerse como sea en la máxima categoría. Lo bueno es que tanto Iquique como nosotros estamos demostrando que asumimos el protagonismo de estar en equipos potentes, que representan muy bien a sus ciudades. Después, tenemos claro que está la obligación de devolver a Cobreloa a los primeros lugares y a zona de clasificación a torneos internacionales. De momento, hay que ir tranquilos jugando cada partido. El año pasado la gente hizo su tarea y trajo de vuelta al equipo a Primera, y ahora nos toca a nosotros demostrar que estamos para quedarnos.