Que se elabore ¡ya! un ranking con los jugadores más emblemáticos de la Región del Biobío. Con toda seguridad, en él aparecerá Carampangue Zambrano. Cómo no, también Patricio Almendra. Pero quien no podrá faltar es el mítico ex arquero paraguayo Antonio Zaracho.
El guaraní nacionalizado chileno, protagonista de cuanto álbum de figuritas no salió entre los ochenta y noventa en nuestro país, llegó a estas tierras en 1983 para defender a Deportes Antofagasta, y si bien también tuvo pasos destacados por San Luis, el desaparecido Frutilinares y Cobresal -junto a la dupla “Ru-Ru”, Rubén Dundo y Rubén Martínez-, es en la Octava donde su huella es indeleble.
Es más, pese a que aún viaja todos los años a su natal Paraguay a atender asuntos personales, el ex portero reside hasta hoy en Concepción, donde todavía recibe el cariño de los futboleros.
Se avecina el gran clásico Penquista. Este domingo, a partir de las 12:30 horas en el Estadio Ester Roa Rebolledo, Deportes Concepción y Fernández Vial animarán la edición 62 de uno de los partidos con más tradición regional en nuestro fútbol. Y para hablar del choque entre tan encomiados rivales, quién mejor que Zaracho, quien en su dilatada trayectoria defendió a los dos cuadros con más convocatoria del Gran Concepción.
Además de defender la valla de Huachipato, el ex portero tuvo experiencias como jugador y como técnico tanto en el Conce como en el Vial. Estuvo en el Inmortal en 1992 y en los Lilas de 1994 a 1997; asimismo, dirigió al primer equipo del León de Collao entre 2014 y 2017 y comandó dos históricas campañas de la rama femenina del Almirante en 2021 y 2022.
Falta un día para el partido, para el cual se espera una concurrencia importante (hay 16.600 asistentes autorizados) y nadie mejor que Antonio Zaracho para hacer la previa. En Cancha conversó en exclusiva con el recordado arquero, quien estuvo en el Clásico Penquista desde las dos veredas.
La mirada del ex futbolista sobre el partido venidero denota algo de desazón. “Puedo hablar de este tema, porque jugué todos los clásicos con los equipos de la zona. Tanto con Huachipato, como con el Vial y con Concepción. Cuando yo jugaba todo era diferente. Antes, la gente se motivaba porque veía una competencia deportiva muy exigente, pero nunca había agresividad ni dentro ni fuera de la cancha. Hoy, para ir al estadio, no sabes dónde estacionar, cómo entrar o si algún hincha se va a enojar porque voy con la casaca del otro equipo. Antes no era así: había jornadas dobles en Collao e iban juntos vecinos, parientes, todo tipo de camisetas juntos. Si perdían, se echaban tallas, pero no pasaba a mayores. Así disfrutábamos los clásicos de antes”.
-Otros tiempos, sin dudas…
-Teníamos, además, una amistad fuera de la cancha muchos jugadores. Yo vivía en Lincoyán con Freire, cerca del Mercado Municipal, donde la mayoría de los solteros almorzábamos. Había jugadores del Vial, de Huachipato, del Conce, de Lota. Era un local de deportistas, de la señora Chela, y entre todos había mucha camaradería. Hoy es violento, agresivo, un ambiente de provocación antes de que comience el clásico. Ya no es competitivo deportivamente, sino que siempre está la agresión.
-¿Dice usted que el fútbol en sí pasó a un segundo plano?
-Nosotros disfrutábamos jugando. Cuento una anécdota casi folclórica: en una semana de clásico, yo estaba en el Conce y el Chiqui Chavarría con otros jugadores del Vial me decían: “Oye, Antonio, el profe nos dijo ‘cómo éramos amigos con Zaracho; no saben na’ que el domingo ese paraguayo les va a sacar los ojos’”. Don Nelson Acosta era así… Ellos me contaban y nos reíamos… Siempre estaba la rivalidad y en la cancha nos matábamos por nuestros equipos. Los partidos entre el Vial y el Conce eran a muerte, pero siempre con nobleza.
Los recuerdos clasiqueros de Antonio Zaracho
Con casi tres décadas en el Biobío (28 años, con exactitud), Zaracho sabe cómo son cada uno de los duelos entre equipos de la zona. Cuando recuerda el choque entre lilas y aurinegros, sin embargo, el ex arquero evoca una época dorada. “Siempre el partido del Conce con el Vial fue bravísimo. La época de Juan Rojas, de Chavarría, de Lorenzo Merino, Marmaduke Cisternas, el Pelado Zambrano. Por el otro lado de Fernando Pérez, Mauricio Aros, Jorge Carrasco, Lucho Guajardo, Danilo Figueroa… En esa época los clásicos eran buenísimos, pero se sabía perder y ganar. Me tocó estar de un lado y del otro”…
-¿Y con qué equipo se identifica más?
-En el Vial estuve solo un año, pero es un club donde se vibra mucho con lo que se hace. Ahí nada es fácil, pero hay cariño, hay aprecio. Se vive en el día a día. En el Conce estuve más años y tampoco les ha sido fácil. Me acuerdo que en esa época les costaba hasta pagarnos. Nos daban bonos de supermercado; no existía eso de que a los equipos les sacaban puntos. Nos debían meses de sueldo, pero nos matábamos en la cancha, para que la gente fuera al estadio y tuviéramos fondos…
-Pero, juéguesela… ¿Hay más cariño por uno que por el otro?
-La verdad es que no. Puede que en Concepción haya estado más tiempo, pero no. En el Conce me pasaron muchas cosas, porque aparte de jugar allí, después estuve mucho tiempo como entrenador. El equipo sufrió la desafiliación, desapareció y yo me quedé, estando en cero. Se fueron todos y quedamos algunos y un par de jóvenes. Los niños de las formativas lloraban, porque se fueron los dirigentes. El Club Social quedó a cargo y no había nada. Yo me quedé a entrenar con algunos de los que estaban, logramos sumar, hacer partidos amistosos con Huachipato, Naval, y así empezamos a armar un equipo. Nos empezaron a dar ayudas para los jugadores, logramos pactar un partido con Osorno y se llenó el estadio… Logramos revivir al club, salimos de las cenizas. Llegaron el Chino González y Daúd Gazale, gente que como yo sentía al club. Eso no puedo olvidarlo. Lamentablemente, no salí bien del Conce; después de haberlo revivido, fui a Paraguay y al volver me tenían el sobre azul, porque iba a cambiar la administración; fue traumático…
-Fea salida…
-Pero ahora, fue muy lindo que la gente de Deportes Concepción me llamara para estar entre los históricos del club, para inaugurar los camarines y participar de la Noche Lila y entregar las camisetas para los jugadores nuevos. Me sentí contento de que me hayan llamado… Hasta ese momento, me sentía postergado, que a lo mejor no había servido para nada lo que había hecho, pero pude participar y fue una inmensa alegría. La primera Noche Lila que hizo Deportes Concepción fue en 1994 y yo estuve ahí, un partido contra la U y ahora de nuevo…
-¿Y qué nos puede contar de su paso por el Vial?
-La hinchada del Vial es numerosa. Por el corto tiempo que estuve no tuve muchas anécdotas, pero es un club donde se vibra mucho. Es una institución de sacrificio. A mí me tocó entrenar en la cancha de Chiguayante, con Eduardo Cortázar. Pasábamos nosotros mismos el rodillo al pasto. Imagínese un rodillo de hierro de tantas toneladas para que pudiéramos entrenar después de la lluvia o que estaba todo lleno de barro. Hoy esas cosas no pasan; los jugadores tienen de todo. Tengo el corazón dividido, porque viví cosas adentro. El orgullo que tengo yo es que la gente en la calle me sigue manifestando el cariño por esos años.
-¿Algún mensaje final para los hinchas de Deportes Concepción y Fernández Vial de cara al clásico?
-Un Conce-Vial es de los partidos más importantes de Chile. Es lo mismo que Colo Colo vs La U. No hay favoritos, las concentraciones previas son distintas, la rivalidad es desde siempre. No tengo fanatismo, pero me gusta el buen fútbol. Me gusta la competitividad sana y eso espero del partido. Respeto mucho a las dos instituciones por todo lo que viví allí. Sé que el Conce llega mucho mejor en las estadísticas, pero eso no cuenta en este tipo de partidos. Uno será puntero y el otro último, pero un Conce-Vial siempre será distinto…
