Amado. Odiado. Héroe. Villano. Si algo ha caracterizado la carrera de Paulo Garcés es la ausencia de matices y ser uno de los once jugadores de la historia del fútbol chileno que defendió los colores de Universidad Católica, Universidad de Chile y Colo Colo a lo largo de su carrera.
Formado en la cantera cruzada, el portero no ha sabido pasar desapercibido, y luego del periplo que incluyó a los tres grandes de nuestra liga, además de pasos por Puerto Montt, Lobos BUAP de México, Everton, Unión La Calera, Antofagasta, Curicó Unido y San Luis de Quillota, recaló en Deportes Valdivia. El Halcón apostaba por la categoría de bronce para continuar su carrera y luego de tres temporadas en la Región de Los Ríos, busca un nuevo destino.
En conversación con En Cancha, Garcés profundizó sobre su experiencia en El Torreón y anunció que pese a las dificultades está lejos de colgar los guantes.
“No te miento en que han sido años difíciles, complicados deportivamente. Esta división es muy complicada, pues hemos vivido muchas cosas, pero siempre con el compromiso al máximo y poniéndole el hombro”, comenzó el golero.
-¿Cuál es el balance que se puede hacer de este paso por Deportes Valdivia?
-Estoy terminando mi segundo año y medio y viví todo, tanto lo bueno como malo lo viví acá. Cosas que nunca pensé pasar lo viví, pero saco en limpio el amar esta profesión. Amarla porque te das cuenta de todo lo que pude lograr en los equipos grandes y me hacen valorar mucho lo que tuve y pude lograr en mi carrera. Por eso mismo son las ganas tan grandes que tengo de seguir, porque tengo una vivencia aquí que me sirve para la vida. No es porque me la contaron, yo lo viví.
-Sacudidos además por la pérdida de categoría...
-Yo trato de quedarme siempre con lo bueno, pero fue muy duro. Específicamente en lo personal porque descendimos tras la quita de diez puntos y más encima me lesioné. En este periodo me vine a vivir a Pucón y para jugar en Valdivia hacía dos horas diarias para ir a entrenar. El sacrificio personal era tremendo, pero lo hacía feliz porque me permitía estar con mi familia, que para mi es lo más importante.
-¿Y cómo manejaste el cambiar las comodidades de Primera División por esta nueva realidad?¿Hubo ganas de decir “hasta acá llego”?
-Muchas veces. Daban ganas de tirar todo tras una derrota, en esas dos horas de camino y especialmente cuando me operé (N de la R: sufrió una fractura de radio y ulnar del antebrazo izquierdo en mayo de este año). Hubo un temporal grande y mi señora no me pudo acompañar entonces me operé solo. Yo en Valdivia y no había nadie. Verme el brazo y decir: ¿Cuántas más me tienen que pasar?. Pero al final la gente que está al lado tuyo es la que te da fuerza para volver a la pelea.
-Otro capítulo intenso en tu carrera...
-Já, es cierto, en mi caso nunca ha sido un trabajo tranquilo. En todos lados he sido muy bueno o muy malo, no hay término medio y públicamente eso se potenció por mis hermanos que eran famosos, por mi señora que también era conocida. Me acostumbré a las críticas y a las alabanzas en su momento. Yo lo único que hice fue jugármela y lo que no me resultó por errores o complicaciones me hizo aprender mucho, a ser tolerante, a levantarme y creer en mí. Cuando me tratan de viejo, malo o bueno, lo voy a aceptar, pero decir que me rendí es algo no me pueden cargar.
-¿Y sientes que supiste llevarlo bien?
-Es difícil y todos nos equivocamos. Decir que hubo cosas que no debí haber hecho o arrepentirme a esta altura no tendría mucho sentido.
-Quizás la más cuestionada fue dejar O’Higgins tras ser campeón para partir a Colo Colo...
Yo siempre lo he dicho, se puede pensar que me equivoqué al salir de O’Higgins, pero el contrato con Colo Colo era, económicamente, el que podía asegurar mi carrera. Tenía 30 años, entonces si miro para atrás, claro, podría haber sido distinto en lo deportivo si me quedaba en O’Higgins o podría haberme consolidado en Colo Colo si no me sacaba el hombro entonces. Las cosas pasan por algo. Las decisiones las toma uno, pero claro, hay clubes e hinchas detrás que resienten de las decisiones de uno. Yo solo puedo decir que estoy súper tranquilo y conforme. Cumplí todo lo que soñé y el fútbol me regaló mucho más aún.
Las ganas de volver a Primera División
-¿Cómo ves hoy a los porteros chilenos en general?
-Creo que pasando un gran momento. He visto muy buenos arqueros, empezando por Brayan (Cortés), y el Tuto (Fernando de Paul) que están en un nivel tremendo. El Zanahoria, Castellón, el Mono Sánchez han tenido buenos rendimientos y en la B lo que ha hecho Yerko Urra en Temuco o Daniel Castillo en Iquique. Nuestro puesto tiene muy buenos profesionales
-¿Tú mantienes un nivel para estar en ese grupo?
-Yo creo que tengo todo para pelear un puesto en un club de Primera o Primera B. Por suerte he recibido ya algunos llamados y espero se concrete algo. Pero puedo asegurar que tengo para seguir dando y lo he dicho, quiero retirarme jugando. Sería un sueño que fuese en O’Higgins, pero si no se da igualmente seguiré muy agradecido de ese lindo club.
-¿Qué opinión tiene la familia sobre seguir siendo profesional?
Son los que más me motivan a esto cuando he tenido ganas de tirar todo. Mi hija mayor está a punto de cumplir 18 y después viene Benjamín con 13, paulito con 11 y la Valentina de 2 años y medio, así que ahí estamos con Joyce (Castiblanco), haciendo toda la pega de nuevo.
-¿Y hay heredero para el arco?
-Paulo hoy le tomó ganas al puesto y no suelta los guantes. Benja fue arquero en Antofagasta y andaba muy bien, pero vino la pandemia y bueno, sabes que cambió todo y perdió las ganas de jugar. Ahí vino el recambio y Paulito transmite todo el día con ser arquero.
-¿Te gustaría que fuese así?
-Yo quiero que sea feliz y que no sufra. Pero es una elección que estará en él y es muy niño aún así que es difícil pensar en eso.
-Sí cargaría de entrada con el mismo nombre que el papá...
-Claro, no dejaría de ser un tema, porque además tiene el mismo carácter que yo.
- Ah, muy simpático y tranquilo...
-Claro. Súper relajado, jajajá.