La programación de la Fase Regional de la Copa Chile se vio fuertemente afectada por el frente de mal tiempo que azotó a la zona central de Chile. En definitiva, siete partidos (si se considera también el Magallanes vs Unión Santa Cruz) no pudieron disputarse y la cartelera se vio reducida a apenas nueve encuentros, de 16 posibles.
Pero ¡Qué partidos los que finalmente sí se pudieron jugar! Esta etapa del certamen que rinde tributo al territorio nacional trajo consigo la escenificación de clásicos regionales llenos de sazón y que tradicionalmente han volcado a regiones enteras en apoyo de los clubes representativos de la zona. El sábado, Coquimbo Unido venció en penales a Deportes La Serena, ayer Deportes Puerto Montt derrotó a Provincial Osorno y para hoy el plato fuerte es el tradicional duelo Deportes Iquique vs San Marcos de Arica. Hay mucha historia ahí...
Rivalidades muy tradicionales y que obligan al análisis. ¿Cuál es el clásico regional por excelencia? Ese partido entre vecinos que es capaz de paralizar ciudades y que, de una buena vez, le saca el foco futbolístico a la siempre protagonista Santiago.
En busca de respuestas, aparece un verdadero especialista en la materia: el legendario goleador de los 90 y los 2000 Marcelo Corrales, artillero imprescindible para cualquier futbolero, quien repartió su talento en 11 equipos chilenos. Increíblemente, “Chelo” jugó en seis elencos con clásico regional. “Solo me faltó jugar con Trasandino, cuando estuve en San Felipe”, recuerda junto a En Cancha el implacable delantero.
Los clásicos regionales bajo la lupa de Marcelo Corrales
Corrales decide hacer un recorrido por todos los clásicos regionales que disputó. Un balance imperdible de un jugador emblemático de su época. “Es verdad eso que dicen que los clásicos no se juegan, se ganan”, analiza, para luego entrar de lleno en su primer desglose. “Partiré por el Wanderers-Everton, porque es un clásico muy bonito. La motivación, las ganas, llegando al estadio te transformas. En el estómago, su cosquilleo. Jugué dos clásicos con la camiseta de Wanderers (en 2000), en uno empatamos y el otro ganamos en Valparaíso. Tienes que ganar nomás, porque la gente anda contenta en la calle. Son de Puerto, apasionados”.
-En 2008, usted jugó en el entonces Municipal Iquique. Ahí sí que hay rivalidad con Arica ¿No?
-Es un partido que lleva mucha gente. En el Tierra de Campeones no te perdonan perder con los ariqueños. Tuve la fortuna de ganar por 3-1 el primer partido que jugamos en Arica, en la primera fecha del campeonato, y fue una alegría inmensa. Al volver a la ciudad, ¡Cómo te miraban! Luego jugamos de local y nos empataron, pero tuve la suerte de marcar el gol...
-O sea, fue un buen balance ante el archirrival...
-El empate en Iquique fue más amargo, porque no tenían por dónde y, de hecho, se nos fue un penal con que podríamos haber ganado el partido y la gente salió furiosa de ese clásico. Íbamos perdiendo 1-0 y yo hice el gol del empate. Luego, me hacen un penal y yo era el que pateaba. Me acuerdo que recién estaba saliendo Edson Puch y me dice ‘Marcelo, déjame patear a mí’… Yo le digo, ‘¡Pero huevón, yo lo pateo. Si lo llegas a patear y se te va, me van a crucificar a mí!… Dicho y hecho: le dejo el penal y lo veo ansioso cuando se para frente a la pelota ¡Le pegó para arriba! Empatamos y quedó la escoba en el estadio. Me encararon a mí, me putearon a mí, que si acaso había tenido miedo de patear el penal. Y yo qué miedo iba a tener si había pateado miles de penales.
-Hay un caso muy curioso, porque usted jugó en Provincial Osorno y en Deportes Puerto Montt, también rivales zonales...
-En el caso de Puerto Montt – Osorno, el ambiente es distinto. Va mucha gente al estadio, pero se vive de manera diferente a un Wanderers-Everton o un Iquique-Arica. Pero no es por desmerecer, porque yo jugué por los dos equipos; sencillamente, es otro tipo de partido.
El verdadero amor de Marcelo Corrales
Luego de desmenuzar sus vivencias en tres de los duelos regionales más importantes de Chile, Marcelo Corrales se detiene en el que, para él, es el más emotivo de los clásicos de provincia... “Coquimbo-Serena lo dejo al último, porque para mí no hay en Chile un partido de regiones más lindo que ese. En Coquimbo, el único partido que no puedes perder es con Serena. Da lo mismo que vayas colista, pero el clásico se gana.
-¿Y cómo le fue?
-Siempre marqué en los clásicos. Me acuerdo del primero que jugué, cuando llegué en 2004. Estadio lleno y yo me preguntaba por qué estos partidos no los televisaban. Se veía hermoso el estadio antiguo (Sánchez Rumoroso) y ese partido lo ganamos 4-3. Íbamos ganando 3-0 en el primer tiempo, luego nos relajamos un poco, nos empataron a 3 y luego yo hice el gol del triunfo.
-¿Por qué es tan especial el partido Coquimbo - La Serena?
-Es una sensación distinta. En todos los equipos donde jugué siempre hice goles, pero la hinchada de Coquimbo es otra cosa. Colo Colo en Chile tiene mucha gente, la U siempre está contigo en las buenas y en las malas; bueno, Coquimbo es lo mismo, porque la ciudad se aferra a su club. Wanderers también tiene sus cosas, pero Coquimbo para mí siempre será diferente y ese clásico no tiene comparación. Yo solo perdí un clásico contra ellos. Íbamos ganando 1-0 con gol mío, entra Marcelo Caro y nos hace los dos goles, cuando no tenían por dónde…
-Se nota que vive con mucha pasión esa rivalidad...
-¡Claro! Me acuerdo también de un clásico que jugamos en Serena. Iban ganando por 1-0 y quedó la escoba en el estadio, así que se suspendió. Quedaban 12 minutos y los tuvimos que jugar a puertas cerradas. Entramos para completar ese tiempo y les empatamos a uno; a mí me expulsan y casi les ganamos en esos 12 minutos restantes.
Marcelo Corrales marcó 55 goles en los 132 partidos que jugó con los colores del Barbón entre 2004 y 2007. Luego, en 2010, regresó al puerto Pirata en una de las últimas estaciones de su brillante carrera deportiva. El amor por la camiseta aurinegra no lo esconde. “No he estado en Argentina, pero eso que ves que toda la ciudad está volcada con su equipo, con la camiseta, dándote ánimo. Coquimbo es así: los hinchas son de verdad y están toda la semana pendientes del clásico. Allí se vive el fútbol y el jugador eso lo siente. Tengo tres amores en el fútbol: Palestino, porque es el equipo de donde salí; la U, que es el que me gusta y donde tuve también la suerte de jugar y hacer goles, y Coquimbo, que está en mi corazón.