Entrevista | Jugó en la U y se retiró silenciosamente: “Me pesó que me compararan con Charles Aránguiz”

Bryan Cortés vive hoy una nueva vida en Calama a los 31 años. El exjugador de Cobreloa le cuenta a En Cancha que el fútbol se acabó y ahora estudia y trabaja en una mina en el norte.

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Que un futbolista se retire a los 31 años resulta algo difícil de creer, pero cada persona vive un mundo diferente.

Bryan Cortés, exjugador de Cobreloa y la Universidad de Chile (campeón con los azules en 2014), dio ese paso. En enero venía meditando la opción de dejar la actividad, algo que ahora en marzo le confirma a En Cancha.

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“Di vuelta la página en el fútbol. Hace un tiempito que estaba dándole vuelta a la decisión, y hoy lo hice. Ahora me encuentro estudiando y trabajando, más enfocado en la familia. Para mí el fútbol ya se acabó y ahora busco una estabilidad en todo sentido”, comienza relatando.

El exvolante, que también sumó experiencias en equipos como Santiago Wanderers, San Felipe y Deportes La Serena, entre otros, hoy está cursando estudios universitarios de Ingeniería Industrial, y todo para reforzar su título de Técnico Automotriz en Maquinaria Pesada que obtuvo paralelo a su carrera de futbolista.

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Además, Cortés trabaja en la minera Radomiro Tomic de Codelco, donde está aprendiendo a conducir los famosos camiones Caex.

“Hacer calzar estudios, trabajo y familia es complejo, pero ahí lo estoy llevando bien. En cuanto a la disciplina del estudio, no me ha costado en esta ocasión. Sí me costó la primera vez que estudié, porque llevaba varios años sin escribir ni agarrar un cuaderno, y hasta tenía miedo de que no me la pudiera. Pero con el tiempo te vas creando el hábito y no es tan difícil”, cuenta.

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-¿Te costó tomar la decisión de dejar el fútbol? Tienes solo 31 años.

La verdad que no. Pensé que me iba a costar, pero no. Era una decisión que ya tenía meditada y conversada con mi familia. El fútbol ya no me estaba haciendo feliz, no lo estaba disfrutando como cuando era joven, y no me llenaba en ningún sentido, ni profesional, ni económicamente. Al final lo conversé con mis padres, que fueron los que siempre me apoyaron, y me di la oportunidad también de probar en Deportes Recoleta, viendo si por ahí me reencantaba, pero no fue así. Terminé el contrato con ellos y tomé la decisión. Era tiempo de priorizar otras cosas en mi vida.

-Y ahora vuelves al fútbol pero para jugar un partido, quizás de manera simbólica. Será en Copa Chile, representando a Eléctricos Refinería. ¿Cómo tomas esa experiencia?

Bien. Tomé la opción porque es un equipo de mi zona, de acá de Calama. Me contacté con el técnico Jorge Morales, que ha hecho cosas interesantes en este equipo amateur, y me preguntó si me interesaba participar de este desafío. Le dije que sí pero más a modo de hobby. Siendo sincero, lo hago para aportarle algo a los jóvenes. Tuve la suerte de llegar a ser profesional y hoy les puedo traspasar esa experiencia a ellos. Lo principal es dejar bien posicionado el fútbol amateur de Calama.

-Tú eres formado en Cobreloa. ¿Qué te provoca ver a los loínos todavía en la Primera B?

Tengo sentimientos encontrados. No salí de la mejor forma de allí. Me fui el 2013 dejando buenos recuerdos, y mi deseo era continuar. Lamentablemente no se pudo por distintos motivos, y me fui con un gustito amargo, con esa sensación de que pude seguir en el club que me formé, el equipo del cual soy hincha. En todos los equipos que estuve dije siempre que soy hincha de Cobreloa, y ahora me toca vivirlo así, desde fuera, siguiendo todos sus partidos. Se comenzó de forma irregular, pero el último partido ante Wanderers dejó buenas sensaciones. Ojalá puedan igualar la campaña del año pasado y esta vez lograr el ascenso.

Su paso por la U y la sombra de Charles Aránguiz

-Luego de tu paso por Cobreloa, diste el gran salto a la Universidad de Chile. ¿Cómo calificarías tu estadía en los azules?

También fue con gusto amargo. Partí muy inmaduro y me metí de lleno en la burbuja del fútbol, y allí es difícil dimensionar bien las cosas que estás viviendo. Esa es la autocrítica que puedo hacer. Creo que me enfoqué en otras cosas y dejé de lado lo deportivo... A veces me cuestiono si era el momento adecuado para partir de Cobreloa. Quizás debí partir más maduro, pero las decisiones se toman y ya. Me quedo con los mejores recuerdos y las cosas lindas que viví.

-Pasar de Calama a Santiago fue un cambio duro, me imagino, y más estando en un equipo como la U, teniendo en cuenta todo lo que provoca en el fútbol chileno...

Sí, seguro. Me dejé llevar por las luces que envuelven a los equipos grandes de Chile. Santiago es distinto... Yo vengo de Calama, y de repente verse enfrentado a una ciudad que es muchísimo más grande, es complicado igual. Hay otro ritmo de vida, y si no sabes manejarlo de buena forma te vas dejando influenciar por las cosas que te sacan de camino.

-Y que el medio te apodara “el nuevo Charles Aránguiz”, ¿crees que te afectó?

Yo creo que sí, porque fue apresurado, pero entiendo cómo funciona el medio chileno, sé que es así. Comparan a jugadores que recién están empezando con futbolistas más avezados y eso no es correcto. Cada jugador tiene su propia identidad. Si califican a alguien que recién está empezando como el nuevo Alexis Sánchez o Charles Aránguiz, te ponen en unos zapatos muy grandes y uno no da el ancho. En mi caso me pesó, me costó. Fue todo tan rápido... Imagínate que tuve 6 meses muy buenos en Cobreloa y ya me estaban comparando con Aránguiz. Siendo tan joven es difícil lidiar con cosas así si no eres fuerte de cabeza.

-Tú conoces muy bien a Charles Aránguiz, jugaste con él en Cobreloa.

Sí, con Eduardo Vargas también. Ellos ya demostraban cosas distintas al resto. Tenían un hambre diferente, querían ser los mejores. Ya tenían visualizado que querían quedar en la historia de Chile y lo lograron.

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