La Universidad Católica tuvo un complejo cierre de mercado de fichajes. De forma poco ruidosa, en San Carlos de Apoquindo debieron definir las salidas de varios canteranos que, por un tema de sobrepoblación, iban a tener nulas chances en el plantel de Ariel Holan.
Uno de ellos es Benjamín Iglesias, mediocampista de 21 años que ahora pertenece a Lautaro de Buin, elenco de Segunda División por el cual firmó apenas esta semana. “Ya venía entrenando con ellos mientras se decidía mi futuro en Católica”, cuenta en conversación con En Cancha, antes de detallar las trabas que tuvo para dejar definitivamente la precordillera.
“Tuve algunos problemas con la UC. No me ofrecieron contrato profesional y me vi obligado a buscar otros rumbos. Surgieron algunas opciones, hubo acercamientos de Iquique, La Serena, también conversé con Cobreloa, pero ninguna se pudo dar porque Católica exigía los derechos de formación. Cuando pasa eso, obviamente los equipos se echan un poco para atrás. No se van a arriesgar y que se paguen cantidades altas en situaciones así es difícil”, relata el futbolista, que el año pasado defendió la camiseta de Santiago Wanderers.
“Mi salida nunca estuvo clara. Un día sí, el otro no. Fue complicado, pero hubo acuerdo con Lautaro por los derechos y aquí estoy”, añade.
-Debió haber sido duro para ti.
-Más que una situación complicada, lo vi como una oportunidad. Estoy muy agradecido de Lautaro porque me sedujo con un proyecto. Se nota que tienen buen equipo y estoy súper motivado.
-Pese a haberte iniciado en la U, desde los 12 años que estabas en la UC. Me imagino que el sueño era llegar a debutar con la Católica.
-Sí, llegar a Primera. El sueño que tiene todo chico que llega al club: jugar en San Carlos. No se dio, pero tuve hartas citaciones y viví en carne propia lo que es ser jugador profesional de la UC. No sé si pueda decir que tengo una espina clavada, pero obvio que me gustaría volver algún día y jugar en el nuevo estadio con la hinchada de Católica. Vamos a trabajar para eso. Vamos a dar la vuelta larga para que se concrete.
-El cariño sigue estando. Tampoco es que te fuiste por la puerta de atrás y en malos términos con el club.
-No, para nada, pero sentía que con 21 años debía tener un contrato. Es fome estar dependiendo de los papás a estas alturas. Uno ya es grande y quiere comenzar a hacer su vida. Busqué otro rumbo. Estoy en Segunda, no se pudo dar algo en Primera B, pero hay que darle para adelante.
-¿De qué técnicos te llevas gratos recuerdos?
-Ariel Holan me subió el 2020, cuando llamó a algunos juveniles a entrenar por el tema de la pandemia. Cuando salimos tricampeones fui citado muchas veces y eso me marcó, pero el que más me dejó fue Luis Hernán Carvallo en la sub-17. Me arropaba mucho, me inculcaba lo de ser siempre buena persona. La verdad es que trabajaba muy bien.
-¿Y cuál dirías que es tu gran objetivo este 2023?
-Si uno mira a largo plazo, me gustaría jugar en Europa, pero tengo que estar consolidándome acá en Chile primero. Estoy en Lautaro, ir a un equipo de Primera B sería dar un salto. O, mejor dicho, subir con Lautaro a esa categoría. Ese es mi objetivo este 2023.