Día de los Inocentes: ¿Cuál es el origen de esta festividad que se celebra a nivel mundial?

Según la historia, no tiene una procedencia muy alegre, ni tampoco se sabe si la historia es tan precisa, ya que no se sabe si pasó realmente en esta fecha.

Este 28 de diciembre se celebra en varios países del mundo el famoso Día de los Inocentes, fecha en que las personas se gastan distintos tipos de bromas.

Por esta razón, distintos medios de comunicación suelen escribir noticias falsas o exageradas sobre hechos que le interesan a la población, quienes pecan de "inocentes" al caer en ellas.

Sin embargo, su origen no es para nada chistoso ni alegre, al contrario, su procedencia es bastante triste y no tiene nada que ver con la actual celebración.

¿Cuál es el origen del Día de los Inocentes?

Según cuenta la historia, Herodes I el Grande, rey de Judea, Samaria, Idumea y Galilea, se caracterizaba por sus importantes y monumentales infraestructuras, pero también por ser cruel con sus enemigos.

El rey pidió a los Magos de Oriente que le indicaran el lugar donde nacería el Mesías, sin embargo, esto no sucedió. Al enterarse que había nacido Cristo, se sintió traicionado y, buscando evitar que el futuro usurpador creciera, decidió matar a todos los bebés menores de 2 años.

Con respecto a la veracidad de estos hechos, muchos investigadores opinan que las fechas no son las precisas, que la matanza solo se menciona en uno de los evangelios y que para la fecha había muy pocos niños en Belén.

Aunque no se sabe el origen exacto de esta conmemoración, es posible establecer que es bastante antigua, ya que la fecha del Día de los Santos Inocentes se encuentra en el Sacramentario gregoriano, cuya recopilación se hizo a fines del siglo VIII.

Fiesta de los locos

En cuanto a las bromas y carcajadas, se especula que esta tradición corresponde a que el Día de los Santos Inocentes se fue asociando con la Fiesta de los locos, la que se realizaba entre Navidad y Año Nuevo, durante la Edad Media.

Así, estas fiestas eran muy carnavalescas y burlonas. Los jóvenes jugaban, bebían, comían en los altares, cantaban canciones sarcásticas y obscenas, hacían castigos graciosos, se disfrazaban y molestaban a los sacerdotes.

Esta última versión tiene más sentido con la actual celebración.

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