Este 8 de abril es Sábado Santo, día en el que se celebra el Triduo Pascual, junto a la conmemoración de la soledad de María y su fe ante la resurrección de Jesús, su hijo.
Si bien muchos creen que en esta fecha no se pueden comer carnes rojas, la verdad es que según la tradición popular, esta abstención debería ser realizada únicamente en dos momentos del año: el miércoles de Ceniza (que este año cayó 22 de febrero) y el Viernes Santo (el pasado 7 de abril).
De todas formas, una amplia cantidad de fieles prefiere extender esta prohibición hasta el sábado, culminando así la Semana Santa el domingo con un gran banquete. Pero, ¿por qué no se puede comer carne estos días?
¿Por qué no se puede comer carne en Semana Santa?
Existen muchas hipótesis de por qué no se debe comer carne durante Semana Santa, haciendo incluso muchas veces distinción en que las prohibidas son solo las rojas.
Entre estas, destaca aquella que indica que la carne es una representación del cuerpo de Jesucristo en la cruz el día de su muerte, siendo así considerado un día de luto, por lo que se respeta su recuerdo absteniéndose de comerla.
Otros, con una teoría parecida a la anterior, indican que no se consume ya que se está en espera de la resurrección del hijo de Dios. También están quienes dicen que esta comida simboliza la lujuria, la ostentación o la riqueza.
También está quienes no la comen ya que siguen la normativa de la Iglesia Católica, que tiene como origen el ayuno como signo de penitencia y purificación (al igual que en muchas otras religiones).
Flexibilidad en la prohibición
La Iglesia Católica ha sido un tanto flexible durante los últimos años al respecto, indicando que la abstinencia de carnes rojas puede ser sustituida (según la voluntad de los fieles), “por cualquiera de las siguientes prácticas: abstinencia de bebidas alcohólicas, o una obra de piedad, o una obra de misericordia”, según explica la legislación complementaria promulgada en 1986.
De hecho, el Papa Francisco también dio su visión al respecto, resaltando que el sentido real de este ayuno no pasaba en privarse de comer el alimento y hacer un proceso externo, sino que tendría que ser “un ayuno que viene del corazón”.
En este sentido, pidió coherencia, dado que según sus palabras, “no se puede hacer por un lado penitencias y por otro cometer injusticias”.