La Operación Cóndor, también conocido como Plan Cóndor, fue una campaña de represión política y militar que tuvo lugar en América del Sur desde 1975 hasta 1989. Fue una operación secreta de inteligencia llevada a cabo por seis gobiernos dictatoriales sudamericanos (Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia), con el apoyo de Estados Unidos, para erradicar la influencia comunista y cualquier oposición política en la región.
Orígenes
La Operación Cóndor fue ideada en la década de 1970 como una manera de coordinar esfuerzos entre varios gobiernos militares de América del Sur para combatir a los grupos de izquierda y opositores políticos. Se originó en 1975 durante una reunión de los servicios de inteligencia de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay en Santiago de Chile. Brasil se unió más tarde.
Objetivos
El principal objetivo de la Operación Cóndor era eliminar a los opositores políticos de los regímenes militares en el poder. Esto incluía a activistas, políticos, sindicalistas, estudiantes, y cualquier persona considerada como una amenaza para los gobiernos militares.
Métodos
La Operación Cóndor utilizó una variedad de métodos para lograr sus objetivos; la mayoría de estos métodos constituyen crímenes de lesa humanidad:
Asesinatos: Muchos opositores políticos fueron asesinados, tanto dentro como fuera de sus países de origen. Esto incluyó asesinatos de alto perfil, como el del ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington D.C.
También ocurrieron ejecuciones extraoficiales, sin mediar juicio alguno. Sin posibilidad de defensa.
Desapariciones: Muchas personas fueron secuestradas y luego desaparecidas. Sus familias nunca supieron qué les pasó. A lo anterior, también se suma otra forma de desapariciones como lo fue el robo de bebés.
Tortura: Los detenidos eran a menudo torturados para obtener información, pero también se usó como castigo. En el caso de las detenidas, se han reportado miles de casos de violaciones y otros tipos de violencia sexual que son indescriptibles.
Exilio: Muchos opositores políticos se vieron obligados a exiliarse para escapar de la persecución.
Acoso: En algunos casos, los familiares que buscaban a sus desaparecidos también sufrieron de vigilancia y hostigamiento, así como también los seres queridos de la personas refugiadas que debieron quedarse en sus países y que no eran políticamente activas.
Colaboración Internacional: Los países involucrados en la Operación Cóndor compartieron información e inteligencia entre sí. También colaboraron en la captura y traslado de prisioneros entre países. Esto significaba que un opositor político que había escapado de un país aún podía ser capturado y devuelto por otro.
Apoyo de Estados Unidos: Estados Unidos proporcionó apoyo a la Operación Cóndor de varias maneras. La CIA compartió inteligencia con los gobiernos sudamericanos y proporcionó entrenamiento en técnicas de interrogatorio y tortura. Además, la Escuela de las Américas, una instalación de entrenamiento militar estadounidense, preparó a muchos de los oficiales militares involucrados en la Operación Cóndor.
Consecuencias
La Operación Cóndor resultó en la muerte y desaparición de miles de personas. También dejó un legado duradero de trauma y desconfianza en la región. Muchos de los involucrados en la Operación Cóndor nunca fueron llevados ante la justicia, aunque en años recientes ha habido algunos esfuerzos para enjuiciar a los responsables.
En cuanto a la cantidad de víctimas, lamentablemente, en el oscuro laberinto de las dictaduras y sus centros de detención y tortura, las cifras se vuelven esquivas, casi fantasmales. El número es tan inmenso y desconocido que es mejor decirlo como un murmullo en la vastedad del silencio que rodea este capítulo oscuro de la historia.
Los Archivos del Terror, un conjunto de documentos descubiertos por casualidad en Paraguay, hablan de cifras escalofriantes: 50,000 muertos, 30,000 desaparecidos y 400,000 encarcelados en toda la región. Cifras que resuenan con un eco siniestro en las celdas del tiempo que se repiten en la memoria.
Y, sin embargo, más allá de las cifras, están los actos inimaginables de crueldad perpetrados bajo el manto de este plan trasnacional. Actos que desafían la comprensión humana y que dejaron una cicatriz indeleble en el alma de América Latina.
Fin de la Operación
El ocaso de la Operación Cóndor se dibujó en el horizonte a medida que los años 80 llegaban a su fin.
Los regímenes militares que habían mantenido en vilo a América del Sur comenzaron a tambalearse bajo los gritos de denuncia de quienes se cansaron de tener miedo y la atención creciente de la comunidad internacional, dando paso a una nueva era de gobiernos democráticos.
Aunque finalmente fue desmantelada, las sombras de la Operación Cóndor siguen acechando el presente, como un recordatorio sombrío del pasado que, aunque quiere ser enterrado, nunca ha sido completamente olvidado.