Caso Tomás Bravo: cronología de una desaparición sin responsables

A un año de su desaparición, aún resuenan las dudas en torno a los errores al proceso y a qué fue lo que ocurrió con el menor de edad.

17 de febrero de 2021. Colo Colo lograba zafar del descenso, tras vencer por la cuenta mínima a Universidad de Concepción en el estadio Fiscal de Talca. Un encuentro que acaparó la atención mediática de la población en el país. A 396.9 kilómetros del escenario de aquel hecho histórico para el balompié nacional, en Lebu, Arauco, Región de la Araucanía, se gestaba uno de los episodios más enigmáticos de los casos policiales de nuestro país: la desaparición del pequeño Tomás Bravo.

Fue durante la tarde de esa misma jornada, mientras la población prestaba atención al espectáculo deportivo, que un niño de tan solo tres años se perdió del rastro de su tío abuelo, Jorge Escobar Escobar, luego de ir a buscar unos animales en el predio que tenía la familia.

La situación escaló cuando el adulto salió en busca de un animal que se escapó, mientras le pedía al menor de edad que aguardara en dicho lugar a su espera. Fueron 15 minutos que provocaron no solo la desaparición de Tomás, sino de un operativo e investigación que hasta el día de hoy no tiene culpables, más allá de los cargos que pesan sobre el familiar directo.

Las primeras horas

Luego de regresar al lugar, Escobar comenzó una búsqueda infructuosa, en donde se sumaron vecinos y familiares, sin tener éxito alguno.

Posteriormente, y dentro de los datos que se dio durante la investigación del caso, se consignó por ejemplo que durante aquel 17 de febrero, Jorge Escobar visitó a una tarotista, con el fin de que la ayudara en la búsqueda, lo que generó confusión en la población por los datos entregados.

Tras esta jornada, comenzaron a sumarse otros grupos de búsqueda, e incluso se integraron los medios de comunicación, quienes comenzaron a hacer seguimiento a una desaparición que con el correr de las horas hacía más difícil obtener buenas noticias.


Además, en vista de que se integraron más personas en labores de ayuda, se generaron inconvenientes a la hora de que los equipos especializados realizaran las pericias de huellas, en vista de la manipulación del terreno.

Fue así que se fueron sumando instituciones como Bomberos, Carabineros, Policía de Investigaciones e incluso la Armada, que prestó sus equipos de búsqueda para hallar al niño; así como también desde parte de autoridades regionales.

Dudas del padre

Tras los primeros días de angustia, Moisés Bravo, padre de Tomás, salió en escena para cuestionar la conducta de Jorge Escobar, puesto que lo dejó solo por ir en la búsqueda de unos animales, así como también en contra de la familia materna del niño.

En ese mismo contexto, se comenzó a ampliar el rango de búsqueda, así como también la revisión del hogar en donde residía el niño, sin encontrar mayores antecedentes, lo que ponía el proceso más cuesta arriba, aunque ya surgían las primeras dudas en torno a Escobar y su entorno.

Fue recién el 21 de febrero que la Fiscalía, cuyo caso estaba a cargo Carolina Molina, informó que se hallaron ropas del niño, aunque estas no correspondían a las que Tomás utilizaba al momento de su desaparición, según los antecedentes ofrecidos por la familia.

Acceso a llamadas e imágenes de alta definición

La intensa búsqueda, que seguía sin buenos resultados, empezó a contar con tecnología de punta, como la aparición de la FACh con el uso de la utilización de imágenes de alta definición, así como también la orden de indagar las llamadas telefónicas de algunos miembros de la familia, principalmente de Jorge Escobar, Estefanía Gutiérrez y Moisés Bravo; el tío, la madre y el padre del niño.


Con eso en marcha, el proceso continuó, hasta que se llegó a una de las jornadas más tristes y polémicas de la historia reciente del archivo policial en Chile: fue el 26 de febrero, luego de que la mamá del niño conversara con la PDI que finalmente el cuerpo de Tomás Bravo fue hallado en una zanja del río Paqui.

Curiosamente, las osamentas del niño fueron encontradas en una zona que no había sido revisada y junto a un galpón, a unos dos kilómetros del lugar en donde había desaparecido el pequeño Tomás, de acuerdo al relato del tío.

Ante esta situación y tras una serie de cuestionamientos, el fiscal, José Ortiz, de la Fiscalía de Arauco, solicitara la detención del tío abuelo, Jorge Escobar, quien tras algunos días, fue puesto en libertad ante la falta de pruebas contundentes.

Lo anterior provocó un remezón en el Ministerio Público, a tal punto que el persecutor nacional, Jorge Abbott, designó a Marcela Cartagena como nueva fiscal a cargo del caso.

Informe del SML y últimos peritajes

Tras un funeral y posterior despedida masiva de parte de la población y con las dudas en torno al responsable del hecho, la investigación quedó entrampada, a tal punto que el informe inicial del Servicio Médico Legal no fue concluyente con respecto a la causa de muerte de Tomás Bravo.

Sin embargo, con el correr de los meses, en abril, el mismo organismo informó que el menor de edad murió a causa de una hipotermia e inanición, lo que trajo consigo nuevos cuestionamientos al proceso.

De hecho, en un comienzo, la Fiscalía restó credibilidad a dichos peritajes y solicitó un nuevo informe al SML, que fue en la línea que baraja el Ministerio Público, que apunta a que Tomás Bravo fue víctima de una agresión sexual.

Con eso, y ya con un año desde el origen del caso, aún resta saber quiénes fueron los responsables, qué fue lo que pasó con el pequeño Tomás en aquellos momentos de su pérdida y por qué fallaron las entidades a la hora, no solo de hallar a los culpables del caso, sino de los problemas que ha tenido el avance de la investigación.