"Por ahora la mejor alegoría del Chile actual es la que ha quedado emplazada en el corazón de la ciudad. Vacante de cualquier símbolo. Esperando por un significado. Un pedestal vacío", es la premisa que planteó Daniel Matamala respecto al significado que tiene el retiro de la dañada estatua que rinde homenaje al general Manuel Baquedano.
En su columna de este domingo en La Tercera, el periodista hace una lectura más profunda de la implicancia político social que trae consigo la remoción del monumento realizado por el escultor Virginio Arias e inaugurado en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo en 1928, en honor del principal líder chileno durante la Guerra del Pacífico (1879-1884) y que se ha transformado en un codiciado trofeo para algunos vándalos y en ícono para quienes sacudir al país de su pasado y escribir una nueva historia.
Haciendo un repaso por lo que inspira la efigie cuyo pedestal quedó con custodia policial para evitar que siga siendo vandalizado en las diversas esferas de la sociedad, Matamala se detuvo en la "hegemonía" que entonces se instaló con ausencia de debate, dejando fuera cualquier otro proyecto para un país del siglo XX.
“La historia que cuentan nuestras estatuas es casi exclusivamente masculina, y se centra en la creación de un Estado centralizado que se expandió por las armas hacia el sur, con la mal llamada “pacificación” de la Araucanía, y hacia el norte, con la Guerra del Pacífico. En esa historia Baquedano es un hito relevante, y cuando la dictadura de Ibáñez lo instaló en el punto neurálgico de Santiago en 1928, ese discurso era hegemónico”.
En ese sentido, el conductor de programas políticos sostuvo que cada época tiene sus estatuas. Y cada una tiene que decidir cómo hacer las paces con su historia. “Estos debates se agudizan en épocas de cambio social”.
Intentos apresurados
Asimismo, el periodista dijo que “algunos quieren devolver cuanto antes a un restaurado Baquedano y su caballo Diamante al pedestal. Otros pretenden instalar allí algún símbolo del estallido de octubre. Hay quienes proponen figuras de nuestra rica identidad cultural, como Gabriela Mistral o Violeta Parra. O incluso, retomar un proyecto vial que elimina la plaza”.
A juicio de Daniel Matamala esos "son intentos apresurados por definir a un nuevo Chile que aún no termina de formarse. Sabemos que el viejo orden autoritario ya no es capaz de dar legitimidad a nuestra convivencia, pero ¿qué pacto social lo reemplazará? ¿Qué símbolos conservaremos, cuáles resignificaremos y cuáles desecharemos? ¿Cómo nos aseguraremos de que las vidas humanas, esas de carne y hueso, importen más que las figuras de bronce?", cuestionó.
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