"En la era de las fake news y la política del odio, el periodismo de calidad es más indispensable que nunca. El problema es que su modelo de negocios resulta menos viable que nunca", reflexionó Daniel Matamala tras una semana de renuncias, despidos y términos de ediciones de diario en papel.
En su columna de este domingo en La Tercera y que titula "Semana Negra", menciona como ejemplos de ello las situaciones ocurridas en La Voz de los Sobran, con la renuncia de su equipo por falta de contratos y previsión, el cierre del papel del diario La Cuarta y los despidos en Copesa.
A juicio del profesional este escenario en parte es un reflejo del impacto que ha tenido la pérdida de avisaje publicitario en los medios de comunicación en Chile y en el mundo, y que muchas veces se entremezcla con intereses de determinados sectores, a lo que se suma que "ese dinero va ahora a los grandes monopolios de Internet, en una concentración brutal que se acelera día a día".
"El estallido social reveló una legítima crítica a la prensa, que suele descansar demasiado en pautas oficiales y poco en un contacto más estrecho con los ciudadanos. Y la pandemia derrumbó la inversión publicitaria", expuso.
Incluso, Matamala fue más allá diciendo que en Chile, "no tomamos a tiempo definiciones urgentes", en relación por ejemplo, a la ley de televisión digital, cuya tramitación se extendió tanto que tras promulgarse "ya era irrelevante, ahora que el debate es cómo sobrevivir con contenidos locales frente a Netflix o YouTube".
Asimismo, sostuvo que esa discusión centrada en contar con medios de contenido público y pluralista se torna difícil de lograr con el historial que tiene el país, recordando el "cierre a golpe de decreto" de La Nación en 2010 o "cuando a TVN la dejan languidecer apostando a su muerte natural, en vez de relevar el rol fundamental de la televisión pública en todas las democracias sólidas del mundo.
Solución de mercado
"La solución, nos siguen diciendo, está en el mercado. Pero las noticias no son un simple producto de consumo; son también un bien público, tanto por su relevancia para la democracia como por la imposibilidad de cobrar directamente a quienes se benefician de ellas. Más aun cuando ese mercado está distorsionado por avisadores que usan su poder económico para castigar a medios poco dóciles", sentenció.
Otro ejemplo al que recurrió el periodista es el periodismo de investigación que requiere meses de trabajo, con profesionales experimentados, para lograr un producto único en su elaboración y detalle.
"Así se logró, por ejemplo, ubicar a a Paul Schaeffer en Argentina. Pero hoy ese reporteo es inviable. Un medio como Ciper puede pasar semanas investigando un golpe, para que, a los cinco minutos de publicarlo, la misma información esté en decenas de sitios de internet que invirtieron $0 en ella. ¿Qué "modelo de negocios" aguanta así?", preguntó.
Finalmente, dijo, "algunos creen que la desaparición de los medios tradicionales derivará en una utopía de ciudadanos libres intercambiando información a través de las redes sociales. No entienden que nos encaminamos ya no a un duopolio nacional, sino a uno mundial en que Facebook y Google son árbitros del debate público, y deciden a través de algoritmos qué ves, qué piensas y qué sientes sobre cada una de las noticias".
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