El megaproyecto agrícola Majes Siguas II, ubicado en la región de Arequipa, Perú, representa una de las iniciativas más ambiciosas en América Latina para transformar zonas desérticas en áreas agrícolas altamente productivas. Con una inversión estimada de 655 millones de dólares, busca irrigar más de 38.500 hectáreas adicionales, fortaleciendo la agroexportación y la seguridad alimentaria del país. Sin embargo, su desarrollo se ha visto estancado desde 2017 debido a desafíos técnicos, financieros y administrativos que han complicado su avance.
En marzo de 2024, el gobierno regional de Arequipa buscó apoyo internacional para superar los obstáculos que han paralizado el proyecto durante los últimos ocho años. Una delegación china, encabezada por representantes de su gobierno, firmó un convenio de cooperación con el gobernador regional Rohel Sánchez Sánchez. Este acuerdo busca aprovechar la experiencia técnica de China en megaproyectos similares, evaluando las condiciones actuales de la infraestructura y optimizando el manejo de recursos hídricos.
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El interés de China y los retos del megaproyecto en Perú
La asesoría técnica de China podría ser clave para resolver los problemas técnicos que enfrenta Majes Siguas II, particularmente en la implementación de sistemas de riego modernos y sostenibles. Entre las principales modificaciones propuestas está la inclusión de un sistema de riego presurizado, que aumentó significativamente el presupuesto inicial y generó demoras en la ejecución del contrato. Además, la falta de acuerdos entre el consorcio concesionario Angostura Siguas S.A. y las autoridades locales, sumada a factores como la burocracia y la pandemia, han retrasado la reactivación del meproyecto.
Pese a estos obstáculos, el gobierno peruano ha mostrado su compromiso con la reactivación de Majes Siguas II. En 2023, se firmaron nuevos acuerdos con la empresa concesionaria bajo términos financieros más claros y sostenibles. Adicionalmente, se están promoviendo iniciativas para resolver conflictos sociales asociados al proyecto, garantizando la participación de las comunidades locales en las decisiones clave.
Este tiene un impacto significativo no solo en Arequipa, sino también en las provincias de Caylloma y Camaná. A través de la regulación y distribución de aguas de los ríos Apurímac y Colca, se busca transformar grandes extensiones de tierra árida en campos agrícolas productivos. Desde su concepción en 1971, el megaproyecto ha demostrado su potencial en el desarrollo económico de la región, completando una primera fase que logró irrigar más de 15.000 hectáreas.