El retiro total de las tropas estadounidenses de Afganistán, permitió que los talibanes fácilmente recuperaran el control total del país tras 20 años de intervención militar extranjera, generada por los atentados a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
Así quedó demostrado durante esta semana cuando los miembros de ese grupo armado fueron poco a poco conquistando las principales ciudades del país hasta llegar este domingo a la capital, Kabul, y luego que su presidente Ashraf Ghani abandonara pacíficamente tras un arreglo que le permitió abandonar hace unas horas el país ubicado en Asia Central.
Se escuchan sonidos de aviones y se han reportado disparos e incluso se habla de un incendio en el aeropuerto, y crece la incertidumbre de la población que verá afectadas sus libertades con el restituido régimen.
Diversos medios internacionales han seguido de cerca la situación durante esta semana en que los miembros de la facción política-paramilitar fundamentalista islámica sunní, iniciaron la recuperación del territorio que gobernaron entre 1996 y 2001, cuando Estados Unidos comenzó una guerra con los países que apoyaron a Osama Bin Laden en los atentados de 2001 y derrocó a sus líderes.
Conquista sin resistencia
Las acciones de este grupo lograron tomar posesión de las ciudades de provincias importantes de esa nación, capturando este domingo la ciudad oriental de Jalalabad, un día después de tomar la norteña Mazar-i-Sharif, ambos bastiones antitalibanes, y dejando a la aislada capital Kabul como la única ciudad importante bajo control del gobierno afgano que finalmente cedió.
Esta jornada fue el corolario de diez días que demoraron los insurgentes en asumir el control del territorio. "Nos despertamos esta mañana con las banderas blancas de los talibanes ondeando por toda la ciudad. Entraron sin combatir", comentó Ahmad Wali, un poblador de Jalalabad quien confirmó así la versión divulgada por los mismos talibanes.
Horas antes de la captura de Mazar-i-Sharif, el atribulado presidente afgano, Ashraf Ghani, buscó proyectar autoridad con un mensaje al país en el que habló de “removilizar” a los militares mientras hayaba “solución política” a la crisis que terminó con su salida.
Pero las últimas derrotas fueron un duro golpe para su administración y dejó a los talibanes con combatientes a menos de una hora de Kabul y en control de todas las cartas de una negociación sobre la rendición de la capital.
Ayuda de Estados Unidos
El presidente estadounidense Joe Biden ordenó el envío de otros mil soldados para ayudar a asegurar la evacuación de emergencia de los empleados de la embajada y de miles de afganos que trabajan con las fuerzas norteamericanas y temen represalias.
Se suman a los 3.000 soldados estadounidenses enviados en los últimos días y los 1.000 que permanecían desde que el gobernante demócrata anunció en mayo el retiro final de la presencia militar de 20 años en Afganistán, que deberá completarse el 11 de septiembre.
Su decisión ha sido cuestionada a raíz del colapso del ejército afgano, pero Biden dijo que no tenía otra opción. "Fui el cuarto presidente en presidir la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán: dos republicanos, dos demócratas. No querría pasar esta guerra a un quinto y no lo haré", sostuvo.
Combates
Mientras los talibanes estrechaban el cerco sobre la capital, pobladores asustados formaron largas filas frente a los bancos en espera de retirar sus ahorros, y algunas oficinas se quedaron sin efectivo.
Residentes cerca de la prisión de Pul-e-Charkhi, en las afueras de Kabul, dijeron a AFP que escucharon disparos desde dentro del recinto, posiblemente por un amotinamiento.
Soldados afganos, unidades y divisiones enteras se han rendido y entregado a los talibanes más vehículos y equipo militar para su ofensiva.