Para ser un buen conductor se deben tener conocimientos y destrezas que permitan tener reacciones rápidas y evitar situaciones que te puedan poner en peligro. Sin embargo, también es muy relevante contar con un equilibro emocional y madurez, donde exista la capacidad de mantener la atención y concentración durante mayor tiempo al volante.
El libro del Nuevo Conductor identifica una serie de conductas riesgosas en conductores que pueden facilitar que se produzcan accidentes de tránsito en base a diversas investigaciones. Muchas de estas llevan a que se pierda el control del vehículo, sean sorprendidos por otros automovilistas o se creen situaciones conflictivas.
Estas son las conductas riesgosas que pueden provocar accidentes según el Libro del Nuevo Conductor
Según diversas investigaciones, se ha concluido que las siguientes conductas descritas, generan que se produzcan con mayor facilidad conflictos o accidentes en la vía pública:
- La impulsividad: Cuando un conductor es impulsivo, provoca que este actúe sin pensar en las consecuencias que sus acciones puedan generar. Esta misma conducta, hace que en ocasiones se pierda el control del vehículo o disminuya el tiempo de reacción al encontrarse con otros automovilistas. Es importante destacar que, este comportamiento son comunes en niños y jóvenes, es por esto mismo que, el mayor porcentaje de accidentes son provocados por personas entre 18 y 29 años.
- El no asumir la culpa: Hay muchas personas que tienden a culpar los demás, negándose a observar su propio comportamiento en acciones de las que son responsables. Generalmente, usan pretextos para evadir su culpabilidad. A largo plazo, esto impide que aprendan de sus experiencias ni corrijan su conducta errónea, ya que solo asumiendo la responsabilidad es posible comprender que se debe mejorar como individuo.
- Represión: Aquellas personas que reprimen o ignoran ciertos pensamientos encuentran dificultades para cumplir sus objetivos. Este comportamiento el volante puede ser peligroso, especialmente cuando se intenta suprimir ciertas realidades. Por ejemplo, cuando se continua conduciendo a la misma velocidad en un camino oscuro o resbaladizo, sabiendo que esto significa un mayor riesgo, da cuenta que, en este caso, la priorización del tiempo es más relevante que su propia vida o la probabilidad de provocar un accidente.
- Formación de reacción: Muchos jóvenes son tímidos o inseguros, por lo que el miedo a quedar en ridículo los hacer tener reacciones desmedidas, actuado en ocasiones de forma agresiva. Esto se debe a un mecanismo psicológico de las personas tímidas en búsqueda de reconocimiento y estímulos externos, que muchas veces está detrás de los accidentes de tránsito.
- Hacerse valer: El deseo de algunos conductores de hacerse valor influye frecuentemente en la conducción, ya que alguien por querer demostrar sus habilidades al volante a los demás, sentirse superior o asumir desafíos puede reaccionar de forma peligrosa, aumentando de forma considerable la probabilidad de provocar un accidente.