El ambicioso plan “Trenes para Chile”, anunciado por el Presidente Boric en 2022, tiene como uno de sus pilares la conexión ferroviaria entre Santiago y Chillán. El tren rápido Santiago-Chillán, inaugurado este año, ha perdido su ambición y se ha convertido en un proyecto modesto. Aunque se prometió como el más veloz de Latinoamérica y parte clave del Plan Nacional de Desarrollo Ferroviario, actualmente solo operan tres de las seis frecuencias diarias previstas.
Inicialmente, se esperaba que la licitación del estudio integral comenzara a fines de 2023, con la licitación de obras proyectada para 2025. Sin embargo, la primera licitación fue declarada desierta, lo que ha generado frustración entre las autoridades y expertos del sector. Los plazos originales difícilmente se cumplirán, y el inicio de las obras sigue sin una fecha concreta.
Los problemas del Gobierno para Impulsar el Proyecto
El proceso de licitación del estudio integral enfrentó importantes obstáculos. De las tres empresas que presentaron ofertas, ninguna cumplió con los requisitos técnicos o presupuestarios, lo que obligó a reestructurar el procedimiento. Además, se observó que otras empresas presentaron costos considerablemente más altos, lo que complicó aún más el proceso.
El ministro de Transportes, Juan Carlos Muñoz, reconoció que, aunque intentan acortar los tiempos, es probable que no se inicien las obras durante la actual administración.
Paralelamente, expertos en infraestructura ferroviaria advierten que este tipo de proyectos, debido a su magnitud, suelen extenderse más allá de un solo gobierno. La lenta marcha del proyecto Santiago-Valparaíso es solo una de las varias dificultades que ha enfrentado el plan “Trenes para Chile”.