China se encuentra perfeccionando uno de sus planes más importantes y ambiciosos de su historia. Se trata de un proyecto espacial, el cual no solamente destaca por su tecnología, dimensiones y potencia, sino también, por sus implicancias en las energías renovables.
El diseño consiste en la creación de una central solar en el espacio que permitirá la recolección de energía sin verse afectada por los ciclos día-noche o las estaciones. La estructura de esta tendrá un kilómetro de ancho y se lanzará a una órbita geoestacionaria.
¿De qué se trata el megaproyecto chino?
Para llevar a cabo este proyecto se utilizará el cohete Long March-9, el cual es desarrollado por Long Lehao, científico chino especializado en cohetes. El Long March-9 es capaz de transportar hasta 150 toneladas a la órbita de la tierra, con ello, supera a su competencia norteamericana, el Saturno V de la NASA. A pesar de aquello, se requerirán una gran cantidad de lanzamientos, por lo que se prevé que el proyecto esté terminado de cara a 2035.
El cohete cuenta con 10,6 metros de diámetro y un empuje de 6.000 toneladas, con ello, es capaz de transportar grandes volúmenes de materiales al espacio, los cuales serán necesarios para la construcción de la central solar.
Otro aspecto fundamental será la manera en que se transmitirá la energía desde la terminal espacial hasta la tierra. Para aquello, se desarrolla una transmisión inalámbrica a través de microondas de alta potencia que no provocaría perdidas importantes. Además, se podrá alimentar áreas remotas, plataformas marítimas y otros dispositivos que se encuentren sin acceso directo a la red eléctrica.
Cabe destacar que países como Estados Unidos, la Agencia Espacial Europea o la agencia espacial japonesa, JAXA, también han considerado el construir satélites solares, de hecho, esta última proyecta lanzar uno este 2025.