Durante muchos años, científicos se han preguntado por la posible existencia de túneles subterráneos en la Luna, y durante este 15 de julio, un estudio publicado por Nature Astronomy confirmó esta teoría.
Fueron investigadores, dirigidos por científicos de la Universidad Italiana de Trento, los que dieron a conocer este impresionante descubrimiento. “Hace más de 50 años que se teoriza sobre estas cuevas, pero esta es la primera vez que se demuestra su existencia” indicó Lorenzo Buzzone, autor principal del artículo.
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Según explican, los autores analizaron los datos del radar Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) en la fosa Mare Tranquillitatis, la más profunda conocida en la Luna. A través de este, se observó un aumento del brillo del radar en el lado oeste de la fosa, y utilizando simulaciones basadas en las imágenes, pudieron recomponer la orografía del terreno y señalar la presencia de un conducto en la cueva que se extiende desde el lado oeste del fondo de la fosa.
Además, explican que, en base a los diferentes datos que han sido recopilados, el túnel se encontraría a una profundidad de 130-170 metros, y tiene entre 30-80 metros de largo y unos 45 metros de ancho. El abrigo que ofrece también es plano o con una inclinación máxima de 45 grados y es probablemente accesible.
Posibles refugios para misiones lunares
Estos conductos o túneles subterráneos de la Luna, podrían ser lugares prometedores para instalar bases lunares, y este descubrimiento otorga información valiosa para futuras misiones tripuladas al satélite que rodea la tierra.
Esto debido a que el entorno de esta es hostil a la vida humana. Las temperaturas superficiales en la cara visible de la Luna pueden alcanzar los 127ºC, mientras que en la cara oculta pueden descender hasta los -173ºC.
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Además, la radiación cósmica y solar puede ser hasta 150 veces más potente que en la Tierra, y existe la amenaza constante de impacto de meteoritos. Estas condiciones hacen necesario encontrar emplazamientos seguros para la construcción de infraestructuras que permitan una exploración continuada.
“Es importante señalar que abordar los retos sobre la construcción de una base lunar en la superficie requeriría soluciones de ingeniería muy complejas, que pueden resultar menos eficaces que las que ya proporciona la naturaleza en el caso de las cuevas”, contextualiza Leonardo Carrer, profesor en la misma universidad y coautor del estudio.
“La creación de un hábitat lunar en una cueva presenta ventajas significativas con respecto a la construcción de una base en la superficie, en términos de protección contra los rayos cósmicos y la radiación solar, de estabilidad térmica; ya que las temperaturas en la superficie lunar varían drásticamente mientras que el interior de las cuevas lunares se mantienen estable; de protección contra micrometeoritos, o de disponibilidad de recursos, ya que las cuevas podrían estar más cerca de fuentes de hielo de agua y de minerales”.