Las relaciones familiares son fundamentales para la vida de una persona. Sin embargo, muchas veces estas no llegan a ser saludables y terminan dañándonos. En ocasiones, algunos integrantes de nuestra familia nos dicen comentarios negativos que afectan nuestro autoestima y bienestar emocional general.
Es por esta misma razón que, la psicología da cuenta que mantener contacto con estas personas con comportamientos tóxicos puede ser muy perjudicial para nuestra salud mental, por lo que recomienda cortar estos lazos o distanciarse lo más posible de ellos.
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¿De qué tipo de familiares deberíamos alejarnos según la psicología?
En base al artículo publicado por Global English Editing, estos son los familiares de los cuales nos tenemos que alejar.
- El pasivo-agresivo: este familiar expresa su descontento de manera indirecta a través de sarcasmo, comentarios ambiguos o el tratamiento silencioso. Este tipo de conducta puede ser difícil de identificar, pero puede causar confusión y frustración en la relación. La falta de comunicación abierta y honesta puede generar tensiones que dañan la relación.
- El que te hace sentir culpable: este miembro de la familia utiliza la culpa como herramienta para manipularte. Puede hacerte sentir responsable de su felicidad o de sus problemas, creando un sentido de obligación hacia él. Este tipo de comportamiento no solo es emocionalmente agotador, sino que también puede distorsionar tu percepción de la realidad y de tus propias necesidades.
- El manipulador: este familiar es experto en hacer que dudes de tus propios recuerdos y percepciones. A menudo, desestima tus sentimientos y distorsiona la verdad, haciéndote sentir confuso e inseguro. Esta forma de manipulación, conocida como gaslighting, puede tener efectos duraderos en tu salud mental y tu sentido de la realidad.
- El que critica constantemente: esta persona siempre tiene algo negativo que decir sobre tus decisiones y logros. Cada comentario suele ser una minimización de tus esfuerzos, lo que puede socavar tu autoestima y generar inseguridades. Con el tiempo, esta dinámica puede crear ansiedad y estrés, haciendo que te cuestiones tu valía personal.
- El controlador: intenta dictar tus elecciones y desprecia tus opiniones. Comienza como una preocupación o consejo, pero pronto se convierte en un intento de controlarte, lo que puede hacerte sentir impotente y sin voz. Este comportamiento puede ser sutil, pero con el tiempo, afecta tu identidad y autonomía.
- El vampiro emocional: agota tu energía emocional. Al pasar tiempo con él, sientes que te deja sin fuerzas debido a su constante queja y negatividad. Las interacciones con este familiar suelen ser un monólogo de sus problemas, lo que te deja sintiéndote drenado y estresado, en lugar de renovado.
- El despectivo: tiende a ignorar tus sentimientos y menospreciar tus experiencias. Constantemente te hace sentir como si fueras exagerado o demasiado sensible. Este rechazo puede ser doloroso y desalentador, generando un sentimiento de insignificancia que afecta gravemente tu autoestima y puede llevar a la depresión.
- El que no se disculpa: nunca asume la responsabilidad por sus acciones. Su negativa a ofrecer disculpas, incluso cuando ha causado dolor, genera resentimiento y erosiona la confianza. Sin la capacidad de reconocer sus errores, es difícil mantener una relación saludable y respetuosa.