Uno de los grandes desafíos al momento de vivir solo y tener cierta independencia es aprender a ser más ordenado. Para alguien que no ha adquirido el hábito, ser ordenado requiere de fuerza de voluntad.
Es muy fácil caer en desorden si nos descuidamos, en gran parte por la cantidad de cosas que tendemos a acumular, independientemente de si nuestra casa o departamento es más grande o más pequeño que otros.
Es por eso que a través de este artículo en En Forma te enseñamos cómo ser más ordenado. Lo único que necesitas es adquirir ciertos hábitos sencillos de practicar que te contamos a continuación.
Cada cosa en su lugar
A veces somos desordenados sencillamente porque no tenemos dónde dejar las cosas. Por ejemplo, el perchero de la entrada es una pieza clave del orden en las casas. Si cuando vienes de la calle no tienes dónde dejar tu abrigo o tu bolso siempre estarán tirados por ahí.
Habilita un sabio lugar donde "tirar" lo que te sobra cuando llegas, incluidas las llaves y el celular. Te ahorrarás preguntas como: ¿Dónde habré dejado el bolso? Y haz lo mismo con el resto de objetos de uso frecuente en casa: un gorro, bloqueador, la correa del perro, etc.
No acumules cosas innecesarias, bota todo lo que ya no te sirva
Lo repiten una y mil veces los expertos en desorden: deshazte de todo lo que no utilizas y también de todos los "por si acaso". Véase: "mejor no tirar este tarro de cristal por si me viene bien". Este tipo de razonamientos te llevan a la perdición. No te encariñes con nada que no tenga una función práctica o emocional en tu vida.
Utiliza los colores para adornar tu espacio
La armonía visual es sinónimo de orden. Los colores son grandes aliados en este sentido. En la decoración de tu casa busca siempre trabajar con no más de tres tonos, uno de ellos siempre neutro. Esa base cromática uniforme contagia al resto de objetos en los que no puedes elegir el color como libros, recuerdos, etc.
No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy
Hay cosas que siempre dejamos para luego aunque sean fundamentales para que tu casa se mantenga ordenada. Hacer la cama, por ejemplo, es algo que no tendríamos ni que dudarlo nada más salir de ella. Otro lugar peligroso es la loza de la cocina donde tienden a acumularse vasos y platos. Toma la costumbre de dejar estos espacios recogidos inmediatamente tras su uso. Te dará mucha calma.
¿Tienes un espacio de limpieza? Úsalo al menos una vez a la semana, ojalá dos.
La suciedad invita al desorden como la limpieza al orden. Lo mejor es tener un plan organizado y un espacio de limpieza y que te encante usar. Hoy en día hay objetos y utensilios tan bonitos como prácticos para facilitarte la limpieza de tu casa. No hacen falta muchas cosas, pero sí las necesarias.
Si tienes una mente súperactiva y caótica, que es lo que suele ocurrirle a la gente desordenada, hazte el hábito de anotar todo lo que no quieres que se te olvide. Así, el trabajo de ser ordenado lo hará tu agenda por ti. No se te pasarán las fechas, no te quedarás sin café por las mañanas, etc... Es una práctica que, además, proporciona una gran calma porque sabes que lo importante siempre estará escrito.